
La tripa de cerdo, entendida como la parte de carne con grasa que se haya en la panza del animal, ha cotizado durante casi 50 años aunque ahora apenas despierta interés entre los inversores. Tanto es así, que en noviembre sólo se intercambiaron 6 contratos, menos que de uranio o del aceite de palma, lo que ha hecho que algunas voces pidan incluso que se cierre su trading, según recoge el diario financiero The Wall Street Journal.
Hoy en día, sin una herramienta fiable para cubrirse de las fluctuaciones del precio de esta materia prima, los productores de bacon (que en EEUU se hace de tripa de cerdo) están siendo objeto de grandes fluctuaciones en los precios, recuerdan desde el diario estadounidense. Así, el bacon se disparó un 34% en noviembre en los supermercados, llegando a ser más caro que las chuletas de cerdo.
Ante esta ausencia de intercambios, los fabricantes de bacon ven como es muy difícil saber el precio que va a tener la tripa de cerdo, y ahora mismo el Departamento de Agricultura lo fija diariamente con los datos que le dan los granjeros voluntariamente.
Las variaciones de los precios de esta materia prima han sido tremendas, y de junio a septiembre subieron un 45% hasta un máximo de 1,6 dólares la libra, aunque en octubre cayeron hasta 88 centavos. La carne de cerdo también cotiza, pero los precios varían con frecuencia, por lo que no se pueden intercambiar.
Víctimas del éxito del bacon
Aunque pueda parecer paradójico, la futuros sobre la tripa de cerdo han sido una víctima del propio éxito del bacon. Cuando comenzó a cotizar hace 50 años, era útil para las compañías procesadoras de carne para gestionar el riesgo de los precios.
Las tripas de cerdo eran congeladas y almacenadas en invierno para luego ser descongeladas en verano, cuando la demanda de este tipo de carne aumentaba. Este patrón estacional hacía necesario buscar una manera de cubrirse ante las posibles fluctuaciones de los precios.
El problema para estos futuros es que en los últimos años la popularidad del bacon ha crecido, y como resultado las compañías ya no necesitaban almacenar las tripas de cerdo durante el invierno. Como resume Karl Skold, presidente de la consultora alimentaria Westside Economics "cuando mayor es la cuota del mercado que se comercia fresca, menos va al congelador", explica en declaraciones al Journal.
Precisamente el almacenamiento es una de las razones por las que los traders han huido de esta materia prima, ya que las normas del CME obligan a que los compradores se hagan con grandes cantidades de carne de manera física. Ahora las autoridades piensan en cambiar las normas para que los traders no tengan que dar carne cuando expire los contratos de futuro. Otras de las ideas que manejan es que coticen las tripas de cerdo frescas y no las congeladas.