Bolsa, mercados y cotizaciones

El 'lingotazo' de la década

Diez años, diez, lleva subiendo el precio del oro. Una secuencia alcista sin mácula que le ha catapultado hasta los 1.400 dólares, el nivel más alto de siempre. Ha tenido todo a su favor para ello... y aún guarda varios ases en la manga para prolongar la escalada.

Richard Nixon consagró un nuevo orden económico mundial. Ocurrió el 15 de agosto de 1971. Hemos decidido suspender temporalmente la convertibilidad del dólar en oro u otros activos de reserva, proclamó. Fue el carpetazo oficial a los Acuerdos de Bretton Woods de 1944 y el inicio de una era que, entre otros efectos, desligaba para siempre los pasos del billete verde y el oro.


Cuatro décadas después, esas palabras aún resuenan. Y mucho más que eso, porque abrieron una senda alcista para el precio del metal precioso que en la actualidad alcanza su máximo esplendor. Cuando expire 2010, habrá encadenado su décimo año alcista consecutivo, la racha más larga desde que cotiza en el mercado libre de ataduras.

Esta secuencia le ha conducido a marcar un máximo histórico tras otro desde 2008. El último récord lo rubricó el martes. Llegó a los 1.431 dólares, muy lejos del cambio de 35 dólares por onza establecido en Bretton Woods. E igualmente cinco veces por encima de los 272 dólares a los que concluyó el año 2000. Todo un lingotazo de rentabilidad para las carteras.

El refugio del 'antidólar'

En su década más dorada el oro ha mostrado todo su repertorio. Por un lado, ha actuado como activo refugio en tiempos de crisis, como la del pinchazo de la burbuja puntocom entre 2000 y 2002 y la Gran Recesión iniciada en 2007, y en momentos de tensión geopolítica, como en los atentados del 11-S. Y por otro, ha servido de alternativa a la alicaída hegemonía del dólar, que desde finales de 2000 se ha depreciado contra el resto de las principales monedas del mundo. El euro, por ejemplo, se ha revalorizado un 40 por ciento contra el billete verde en este periodo. "Cuando el dólar baja, el oro tiende a subir, y viceversa. Este comportamiento aparentemente ilógico es una consecuencia de la percepción que los inversores tienen acerca del oro. De hecho, muchos traders lo llaman el antidólar", expone la experta en divisas Kathy Lien.


Sobre esta base, el último estímulo enviado por la Reserva Federal (Fed) promete ser un sustento añadido para el oro por dos razones: la presión bajista que ejerce sobre el dólar y las expectativas de una mayor inflación futura. "La inversión en oro estará sostenida como resultado de la reciente inyección de 600.000 millones de dólares de la Fed, así como por la consecuente debilidad del dólar", asegura el World Gold Council en su informe del tercer trimestre de 2010, en el que también menciona que la guerra de las divisas y los temores inflacionistas pueden seguir estimulando su cotización.

El voraz apetito asiático


Desde el punto de vista estructural, la reconfiguración del mapa económico mundial, motivada por la pujanza de Asia, también le ha favorecido. Más que nada, porque India y China son los mayores demandantes de oro del planeta. El primero consumió 30 de cada 100 toneladas que llegaron al mercado entre enero y septiembre de 2010, proporción que en el caso chino se situó en 19 de cada 100 toneladas.


En este sentido, la recuperación económica mundial que comandan permitió que la demanda global creciera hasta las 2.820 toneladas de oro en los tres primeros trimestres, un 8 por ciento más que en el mismo periodo de 2009. Si la reactivación se consolida, el consumo crecerá más. Es más, en el tercer trimestre la demanda industrial alcanzó las 110,2 toneladas, con lo que regresó a los niveles previos a la crisis.


En paralelo, el mundo financiero ha desarrollado productos que han facilitado la inversión en oro para profesionales, como los fondos de inversión libre o hedge funds, y particulares, como los fondos cotizados o ETFs. El oro, en definitiva, ha sumado a sus características la de ser también un activo financiero más. Y esta tendencia puede prolongar su racha, sobre todo si países como China siguen desregulando la inversión en oro. Su última iniciativa ha consistido en permitir a un fondo local invertir en un ETF extranjero del metal precioso. Es el sino de los nuevos tiempos. Nixon abrió el camino. Y Pekín quiere continuarlo.

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