En plena crisis de las hipotecas subprime, también conocidas como de alto riesgo, entregadas a diestro y siniestro a ciudadanos cuyo decrépito historial crediticio no les permitía optar a una hipoteca normal y corriente, ya hay quien atisba síntomas similares en otro tipo de hipotecas más comunes, cuyos clientes no pasan por penurias económicas.
Se trata de las hipotecas de interés variable (ARM, por sus siglas en inglés) y las cifras causan escalofríos: según los estudios, unos 325.000 millones de dólares de estas hipotecas acabarán por quedar impagadas, lo que provocará que a más de un millón de clientes les sean embargados sus hogares.
Existen dos clases que han hecho saltar las alarmas de algunos expertos. Por un lado, las conocidas como ARM opcional y por otro las ARM sólo interés. En el primer grupo, definido por George McCarthy, economista inmobiliario de la Fundación Ford, como "una verdadera bomba de neutrones, que matará a todo el mundo pero dejará las casa intactas".
Estrategia de ahorro
Los solicitantes hacen frente a pagos tentadoramente bajos pero por un periodo de tiempo determinado. Además, cuanto más baja sea la mensualidad a pagar al principio, mayor será ésta cuando cambien las condiciones de pago.
Así, una casa valorada en 500.000 dólares puede refinanciarse a una hipoteca de interés variable opcional, con un porcentaje del 2,2%. Para alguien con una hipoteca de interés fijo del 5,1%, por ejemplo, este cambio supone una forma milagrosa de ahorrar dinero.
El problema está en que en tan sólo dos meses se puede pasar de pagar una letra mensual de 1.697 dólares a 2.700 dólares y, por supuesto, no existe límite. En el momento en que el cliente quiere refinanciar su hipoteca, vienen las costosas tarifas que en EEUU pueden alcanzar los 10.000 dólares.
Reajustes de 'vértigo'
El otro tipo de hipotecas en peligro serían las ARM sólo interés, cuya lógica también es muy sencilla y también apelan a personas con un historial crediticio aceptable. Durante los primeros años de la hipoteca, sólo se paga el porcentaje correspondiente a los intereses de la letra mensual, por lo que el resto de la cantidad se puede emplear para muchos otros propósitos como ahorrar para la jubilación.
Cuando finaliza este periodo de sólo intereses, los pagos mensuales vuelven a los términos normales, -eso sí, se reajusta y refleja la amortización acumulada durante los años que sólo se ha pagado la cantidad correspondiente a los intereses-. El problema estriba en que, en muchas ocasiones, el reajuste es tan severo que el cliente no puede hacer frente a los pagos. Desde hace seis años, hipotecarias como Wells Fargo o Fannie Mae los ofrecen.