
El BCE garantiza los préstamos ilimitados a la banca durante el primer trimestre de 2011 y refuerza el mensaje de que la adquisición de deuda "sigue" al comprar 'papel' irlandés y luso.
El Banco Central Europeo (BCE) demostró ayer que también tiene cintura. Aunque en noviembre confesó su voluntad de anunciar nuevas medidas de retirada de liquidez en la siguiente reunión de política monetaria, ayer, cuando llegó el día D, dio marcha atrás, consciente del trance por el que transita la zona euro. Dejó las restricciones para más adelante y optó por prorrogar la barra libre de liquidez hasta marzo de 2011. Es decir, seguirá prestando tanto dinero como le pidan los bancos en las operaciones de financiación a una semana, un mes y tres meses, con lo que los efectos de esta nueva ronda se dejarán sentir hasta junio. "Era básico prolongar la asistencia al sistema financiero porque estaba en juego la estabilidad de la zona euro", valora Pablo Guijarro, director de análisis macroeconómico de AFI.
Esta parte satisfizo las expectativas. Pero había un segundo punto principal en el orden del día. Consistía en el programa de compras de deuda pública que activó el BCE en mayo para salir al paso de la crisis de la deuda pública europea. En las últimas sesiones, tanto el mundo financiero como el político habían demandado a la entidad presidida por Jean-Claude Trichet que emulara a su homólogo estadounidense, Ben Bernanke, y anunciara una adquisición más decidida de bonos de los países periféricos para atajar las presiones que están sufriendo. Pero no. Aquí no hubo tanta cintura. "El programa continúa", repitió varias veces Trichet, pero sin dar más concesiones. Para que no quedaran dudas enfatizó que esas compras no tienen nada que ver con la política de expansión cuantitativa de la Reserva Federal (Fed) norteamericana.
En un principio, la tibieza del BCE desanimó a los mercados. Pero esa decepción duró hasta que comenzaron a agolparse unos rumores que vinieron a certificar el mensaje del banquero galo. "El programa continúa", y lo demostró con hechos, puesto que los operadores del mercado de bonos aseguraron en la tarde de ayer que la institución compró deuda irlandesa y portuguesa por valor de "decenas de millones de euros". Aunque esta batida aún está por confirmar, los rumores bastaron para tranquilizar los ánimos y, sobre todo, para dar otro sentido a las palabras de Trichet. "Creemos que está en curso un incremento del programa de compras", afirman los expertos de Royal Bank of Scotland.
Siguen en el nivel "apropiado"
Además, el BCE mantuvo los tipos de interés en el 1% y reiteró que se encuentran en el nivel "apropiado", por lo que no se atisban movimientos en el horizonte.
La institución también aprovechó la última reunión del año para poner al día sus previsiones. Ahora considera que el crecimiento se moverá en 2010 entre el 1,6 y el 1,8%, cuando en septiembre lo situaba entre el 1,4 y el 1,8%. Para 2011 establece un rango entre el 0,7 y el 2,1%, cuando hace tres meses lo definió entre el 0,5 y el 2,3%. En cuanto a los precios, no espera demasiadas presiones. Mantiene una horquilla comprendida entre el 1,5 y el 1,7% para este año, mientras que en 2011 los sitúa entre el 1,3 y el 2,3%, ligeramente por encima del 1,2-2,2% expresado en septiembre.