
El Tesoro Público ha sacado adelante la subasta de bonos a tres años con menos problemas de los previstos. Ahora bien, no conviene confundirse: una cosa es que el encarecimiento de la operación haya sido inferior al previsto y otra muy distinta menospreciar que el coste se ha disparado un 47%.
Un análisis diseccionado de la operación, desde la cantidad lograda para las arcas públicas hasta la comparación de los intereses desembolsados con respecto a anteriores emisiones, permite obtener una mejor impresión de la subasta que ha realizado hoy el Tesoro.
Oferta
El Tesoro ha obtenido 2.468 milones de euros con la operación, con lo que ha conseguido su propósito de captar entre 1.750 y 2.750 millones de euros. No es poco, dado el tenso contexto actual, pero conviene recordar que en esta operación el Tesoro ha comenzado a ejecutar la doctrina Salgado, consistente en mantener el calendario de subastas de deuda, pero reduciendo el importe en cada una de ellas. En la anterior subasta, celebrada a comienzos de octubre, buscó entre 3.000 y 4.000 millones de euros con el lanzamiento de bonos a tres años. Y logró 3.216,8 millones.
Demanda
Hoy, la demanda se ha situado en los 5.599 millones de euros, con lo que ha cubierto la oferta en 2,27 veces, una proporción superior a la de hace dos meses. Eso sí, en octubre las peticiones ascendieron a 6.936,8 millones.
Rentabilidad
En octubre, los títulos se colocaron a un rendimiento medio del 2,527%. Entonces, su rentabilidad en el mercado secundario -en el que se compran y se venden los bonos después de haber sido subastados- se encontraba en el 2,56%. Hoy, el Tesoro ha pagado un interés medio del 3,717%, con lo que la factura se ha encarecido un 47 por ciento. Pero es que el rendimiento en el mercado secundario asciende al 3,78%. Es más, el martes rozó el 4,3%. De ahí que el resultado de hoy haya dejado un buen sabor de boca, puesto que hace dos días hubiera salido un 20% más cara.
Ahora bien, no conviene caer en euforias. Primero, porque en dos meses el encarecimiento ha sido del 47%. Segundo, porque hace un año el rendimiento fue del 2,13%, con lo que el coste de financiación se ha disparado un 74%. Y tercero, porque se trata del interés más alto desembolsado en una subasta desde septiembre de 2008. Podía haber sido peor, está claro, de ahí que el resultado de la subasta de hoy abra una puerta a la esperanza. Pero sin pasarse.