LA HABANA (Reuters) - El convaleciente líder cubano Fidel Castro cumplirá el lunes 81 años apartado del poder y supervisando el inicio de la "era post Castro" desde su habitación.
Su influencia, sin embargo, sigue siendo enorme y, aunque no aparece en público desde hace más año, muchos en Cuba lo ven como un factor de estabilidad.
El guerrillero que derrocó en 1959 al dictador Fulgencio Batista y gobernó Cuba durante los siguientes 47 años desafiando a Estados Unidos, ha encontrado un nuevo papel como editorialista de Granma, el periódico del gobernante Partido Comunista.
"Me acosan con preguntas sobre el momento en que volveré a ocupar lo que algunos llaman el poder", escribió el 31 de julio, un año después de su último discurso.
La ausencia de Castro no derrumbó el sistema, como había anticipado su enemigo Estados Unidos, pero algunos creen que pesa hoy menos en la ecuación del poder en Cuba.
"Cuando Fidel dice algo, todos miran a Raúl. Él es quien tiene hoy la última palabra", opinó un diplomático extranjero.
Su consigna es salvar el sistema socialista amenazado por la desconexión de los más jóvenes, la corrupción y el desvío de recursos tras la depresión económica por la desaparición de la Unión Soviética, el ex aliado y benefactor de la isla.
Algunos creen que las elecciones formalizarán la jubilación política de Castro y un relevo generacional con dirigentes como el vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque.
/Por Esteban Israel/
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