PEKÍN (Reuters) - Activistas para la independencia del Tibet en la Gran Muralla, una andanada de informes negativos sobre los derechos humanos, una nube de contaminación sobre Pekín. Seguro que el gobierno chino se esperaba mejores pronósticos a un año de los Juegos Olímpicos.
El tiempo también parece negarse a cooperar con la cuenta atrás de un año hasta la ceremonia de apertura.
El gobierno tampoco ha logrado convencer a la población mundial sobre la libertad que aseguró que tendrían los medios de comunicación.
LIBERTADES, COMIDA Y CONTAMINACIÓN
Un grupo de unas 40 personas firmaron una carta abierta al gobierno pidiéndole más libertades y que los exiliados puedan regresar para disfrutar de los Juegos en su país natal.
Los organizadores de los Juegos han prometido utilizar el seguimiento por satélite para monitorizar los suministros de comida durante el evento y han dicho en numerosas ocasiones que la higiene es una de sus máximas prioridades.
La policía de tráfico de China tiene una esperanza de vida de sólo 43 años, debido a las pésimas condiciones de trabajo y a la contaminación, según dijeron los medios estatales el martes.
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