Raimundo Díaz.
Madrid, 4 ago (EFECOM).- La bolsa española acabó esta semana con una bajada del 0,36 por ciento, forzada por la continuación de los problemas crediticios y por las malas estadísticas de actividad publicadas en los Estados Unidos.
Como si de un serial se tratara, y al igual que en las semanas precedentes, el mercado ha estado condicionado por las noticias que llegaban de EEUU y de Europa en relación con la crisis crediticia generada por la deuda hipotecaria estadounidense de alto riesgo (subprimas).
La extensión al Viejo Continente de los problemas de liquidez -las entidades alemanas Commerzbank e IKB reconocieron que las subprimas afectarán a sus cuentas- y el cierre de American Home Mortgage se convirtieron en algunos los principales alicientes de los nuevos episodios.
El empeoramiento de la calidad crediticia de Bear Stearns y el rechazo de los inversores a la deuda de baja calidad también influyeron en el devenir del culebrón bursátil.
La puntilla final de esta convulsa semana la pusieron los datos de empleo estadounidense -la tasa de paro creció una décima y se situó en el 4,6 por ciento, y se crearon sólo 92.000 nuevos puestos de trabajo, menos de lo previsto-, lo que complementaba otras estadísticas desfavorables -descenso de la actividad en el sector industrial y de servicios-.
Estas circunstancias frustraban los intentos de recuperación del mercado, como el alarde desplegado en la despedida de julio, cuando el mercado logró una subida del 2,03 por ciento, la mayor desde el pasado 15 de marzo.
En esa ocasión, los actores europeos intentaron lucir todas sus habilidades al enseñar al mundo que su inflación esta contenida y que los datos de empleo hablan del buen momento económico que vive.
Además, al director de este cotarro también le costaba sacar provecho de los buenos resultados presentados por algunas empresas esta semana, como Telefónica o General Motors, por los empujones que daban algunos "secundarios" con aspiraciones, como el petróleo, que se acercaba a 76 dólares, y el euro, que subía a 1,38 dólares y se aproximaba a máximos.
De esta manera, de las treinta y cinco empresas del principal indicador de la bolsa española, el Ibex-35, veinticinco bajaron y diez subieron.
La mayor caída correspondió a Inmobiliaria Colonial, que bajó el 11,52 por ciento, afectada por la venta de la participación del 6,4 por ciento que tenía Reyal a un precio inferior al del mercado y por la caída de los derechos de suscripción de la ampliación de capital que concluyó esta semana.
A continuación se situó Sacyr con una bajada del 7,12 por ciento, mientras que Iberia cedió el 4,09 por ciento, afectada por la caída del 30 por ciento de Vueling el viernes, después de que comunicara que había multiplicado por cinco sus pérdidas en el primer semestre.
Bolsas y Mercados Españoles (BME) consiguió la mayor subida semanal, el 2,88 por ciento, tras anunciar que comprará el 5 por ciento del capital de la bolsa mexicana.
Con un incremento del 66 por ciento del resultado del primer semestre, Telefónica subió el 2,47 por ciento, en tanto que Acerinox avanzó el 2,09 por ciento.
Del resto de los grandes valores, Banco Santander bajó el 1,39 por ciento; Iberdrola, el 1,38 por ciento; BBVA, el 1,22 por ciento; Endesa, el 0,23 por ciento y Repsol, el 0,22 por ciento.
La próxima semana, en la que el Ibex-35 partirá de 14.534,30 puntos, el mercado seguirá pendiente de los resultados empresariales, aunque prestará especial atención a la reunión que celebrará la Reserva Federal -banco central estadounidense- sobre los tipos de interés el martes. EFECOM
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