
La reacción de Wall Street al mal dato de confianza confirma que la liquidez y la valoración son lo que mueve el mercado, no la economía.
Me sorprendió ver subir anoche a Wall Street después de una cifra de confianza del consumidor tan mala. Y cuando el mercado no hace lo esperado, es mejor tratar de entender por qué antes que ignorarlo. No hubo nada positivo en el dato de ayer, pero, aparentemente, la idea es que cuanto más débiles sean los datos, más probable es que veamos medidas excepcionales por parte de la Fed (lo que los anglosajones llaman ahora QE2 por Quantitative Easing 2).
En otras palabras, todas las noticias son buenas noticias, porque o bien indican que la economía mejora, o bien que empeora y eso obligará a actuar a una Fed que quiere apoyar al mercado. Obviamente, esto puede ser corto de miras ya que ignora las consecuencias inflacionistas del QE2 -¿a quién le importa si no tienes bonos en tu cartera?- o el hecho de que crezcan las dudas respecto al impacto sobre la demanda interna después de que la primera oleada de QE no haya conseguido reflotar la economía.
Por tanto, el mercado es muy tolerante, lo que nos lleva a nuestro segundo argumento: la valoración. Según Thomson Reuters, los analistas prevén unos resultados de las empresas del S&P 500 de 83,4 dólares por acción en el conjunto de 2010 y de 95,4 para 2011. El beneficio entre el segundo trimestre de 2010 y el segundo trimestre de 2011 se situaré entre 88 y 89 dólares. Con un PER adelantado de 13, más o menos un punto por debajo de la media histórica, tendríamos un S&P 500 entre 1.130 y 1.150 frente a los 1.144 del cierre de ayer.
Es decir, el mercado tiene la valoración correcta, lo que ayuda a entender su comportamiento reciente y su resistencia: la liquidez y la valoración son las dos fuerzas que lo mueven una vez que se han desvanecido los miedos a una doble recesión (más o menos a finales de agosto). La pregunta es durante cuánto tiempo.
Es interesante que esta zona de 1.130-1.150 coincida con un nivel clave por análisis técnico para confirmar o no la voluntad del mercado de despegar del movimiento lateral en el que lleva la mayor parte de 2010 y así quiero enfocar la apertura de la temporada de resultados en Wall Street. Es verdad que las previsiones de las analistas han perdido algo de fuelle en las últimas semanas pero sin que las revisiones ataquen de forma seria las valoraciones.
Si las empresas confirman las estimaciones y ofrecen unas previsiones decentes, el mercado puede alcanzar fácilmente los máximos del año o incluso superar la los 1.300 si los inversores normalizan el PER a su media de largo plazo. Pero el deterioro de la confianza del consumidor nos recuerda que las expectativas siguen expuestas a un riesgo bajista si la confianza no se recupera de aquí a final de año.
Bolságora sugiere hacer frente a la incertidumbre manteniendo una exposición a la bolsa a medio camino, en concreto un 55%-60%, a la vez que hay que estar preparados para actuar rápidamente si los índices norteamericanos convergen al alza o si perforan los mínimos recientes. Esto puede ser frustrante para los inversores acostumbrados a trabajar en tendencia, pero es lo que nos queda para manejar un mercado dominado por liquidez, valoración y las primas de riesgo. No la economía, al menos por el momento.
Alain Galibert es consejero delegado de Bolságora