
Las bolsas pueden con las resistencias mientras el oro y el euro están en clara tendencia alcista. Sin embargo, el riesgo de corrección de estos activos supera el potencial. Hay más casos que vigilar.
En todas las tiendas, los obsequios que pueden sufrir algún tipo de percance se protegen de alguna manera para evitar desperfectos o daños innecesarios. El mercado, encierta manera, hace lo mismo. En estos momentos, para un nutrido número de firmas de inversión hay valores y sectores en los que hay que colgar el cartel de no tocar, como es el caso de ACS por su oferta de canje de títulos con la alemana Hotchief o los bancos, que son capaces de optimizar en mayor medida el dinero que gestionan ante la posibilidad de que realicen adquisiciones que lleven parejas ampliaciones de capital. Pero no sólo en valores bursátiles los analistas aconsejan mantenerse al margen. Desde Ecotrader, el portal de estrategias de inversión de elEconomista, también se recomienda abstenerse del oro, la plata y el euro porque después de la fuerte subida que se ha producido en las últimas semanas las expectativas de subidas no compensan los potenciales riesgos de bajada.
Los buenos resultados obtenidos en los test de estrés del pasado 23 de julio devolvieron la confianza a un sector castigado por los temores de insolvencia que asolaron Europa. Y ahora, además, que las nuevas exigencias de capital que impone la nueva regulación a los bancos no se aplicarán hasta 2019, ha hecho que los bancos empiecen a posicionarse de cara a una reconfiguración del sistema bancario. Algunos de ellos, como DeutscheBank y Santander, ya han realizado compras. Pero puede que no sean los únicos. Credit Suisse, UBS, KBC, BBVA y Standard Chartered, junto con Santander, puede que también se lancen a la pista por ser los bancos más eficientes a la hora de rentabilizar el capital del que disponen.
Posible traspié
Las adquisiciones pueden llevar consigo una revalorización de las entidades compradas, pero pueden generar incertidumbre en el valor que abra el baile corporativo.Y como en todo baile existe la posibilidad de que se pueda causar algún que otro traspié a sus accionistas.
El primero de los temores a los que se enfrentan los inversores en las próximas fechas ante las posibles compras es que éstas vengan acompañadas de ampliaciones de capital que diluyan al accionista, como la que ha hecho Deutsche Bank. El banco alemán fue el primero en actuar tras conocer los requisitos de la nueva regulación (Basilea III) y compró la parte que no poseía de Postbank mediante una ampliación de capital por valor de 10.200 millones de euros. Una decisión que ya está teniendo consecuencias en el valor.
Los inversores, ante el miedo a que las ampliaciones de capital reduzcan el beneficio por acción de los títulos, suelen deshacer posiciones. Así, por ejemplo, la operación del banco alemán ha originado una oleada de ventas, a pesar de que el consenso de mercado recogido por FactSet recomienda mantener sus títulos.
Desde el 13 de septiembre (un día después de que se dieran a conocer los requisitos de Basilea III), los títulos de Deutsche Bank retroceden un 9 por ciento en lo que va de año y la media de los expertos ha recortado en el mismo periodo casi un 4 por ciento su valoración sobre la entidad, hasta los 53 euros por título.
Otro de los problemas que puede generar ir de compras es que la cuenta de resultados anual se resienta. Algo que el propio presidente de la alemana ya confirmó que sucederá. Joseff Ackerman reconoció que el impacto de la compra de Postbank les llevará a registrar pérdidas en el tercer trimestre. Una cuestión que el Banco Santander deberá cuidar mucho de cara a futuras adquisiciones para no perder esa posición privilegiada que las previsiones apuntan que tendrá en el próximo trienio, cuando se consolidará como el sexto banco por beneficios del mundo (sin tener en cuenta los bancos chinos). Lea el resto del artículo en la edición impresa fin de semana de elEconomista.