
Lisboa, 24 sep (EFE).- La cotización de la deuda lusa volvió a registrar hoy nuevos mínimos por la desconfianza de los mercados hacia el abultado déficit fiscal de Portugal, cuya gestión tiene además enfrentados al Gobierno y la oposición.
Los intereses que piden los inversores internacionales para comprar obligaciones a diez años del Tesoro portugués alcanzaron hoy el 6,42%, la máxima penalización desde la introducción del euro, en 2002, y rondaron los 420 puntos básicos de diferencia entre el bono luso y el alemán, según fuentes del mercado.
Entretanto, el Gobierno socialista luso, en minoría parlamentaria, y el principal partido de la oposición, el Social Demócrata (PSD, centro-derecha), se han enzarzado en una guerra de reproches sobre los Presupuestos del Estado para 2011, que los conservadores se niegan a apoyar si incluyen nuevos aumentos de impuestos.
El ministro portugués de la Presidencia, Pedro Silva Pereira, acusó anoche en un programa de televisión al PSD de buscar una crisis política al negarse a dialogar con el Gobierno sobre el próximo presupuesto y subrayó que no está dispuesto a gobernar sin presupuesto o con uno dictado por la oposición.
Dirigentes del PSD calificaron hoy de "chantaje" la alusión de los socialistas a unas elecciones anticipadas, que por ahora nadie quiere forzar en Portugal tras las municipales y legislativas celebradas en 2009 y las presidenciales previstas en febrero.
El presidente del PSD, Pedro Passos Coelho, rechazó además la "espada de Damocles" que el Gobierno quiere poner sobre su cabeza e insistió en que sólo respaldará un presupuesto que recorte gastos y no aumente impuestos.
Gobierno y oposición también se han reprochado las supuestas condiciones previas impuestas por el Ejecutivo al PSD para negociar los Presupuestos de 2011, en los que Portugal debe introducir la fuerte reducción del déficit estatal comprometida con Bruselas.
Passos Coelho apoyo públicamente en marzo el Plan de Estabilidad y Crecimiento (PEC) presentado por el primer ministro José Sócrates a la UE para atajar la crisis económica, que prevé reducir este año el desequilibrio presupuestario del 9,4 al 7,3% y dejarlo en el 2,8% en 2013, por debajo del límite comunitario del 3%.
Pero el líder de la oposición se ha distanciado en los últimos meses de los aumentos de impuestos aplicados por el Ejecutivo y consideró un "regalo envenenado" su invitación a consensuar el presupuesto de 2011.
Portugal, junto a Irlanda, se ha convertido ahora en el país europeo más acosado por los mercados y algunos analistas de la prensa económica lusa especulan con la posibilidad de que se repita la historia de Grecia y Lisboa tenga que acudir a las instituciones internacionales de crédito.
La penalización de su deuda en los mercados puede costarle al país más de 800 millones de euros en los próximos diez años -según cálculos extraoficiales- que van a lastrar aún más la recuperación de una crisis difícil de superar con el recorte del gasto público.
El PEC puesto en vigor por los socialistas ha cortado el gasto de la Administración, congelado los salarios y la contratación de funcionarios y aumentado los impuestos, desde el IVA al de la renta o los peajes, además de poner en venta los activos públicos en grandes empresas, como la petrolera Galp.
La suma de pensionistas, funcionarios, empleados de empresas públicas y beneficiarios de subsidios suponen, según cálculos de la prensa lusa de referencia, que cerca de la mitad de los diez millones de habitantes del país viven directa o indirectamente de un Estado impelido a reducir drásticamente sus gastos.