
El metal precioso cotiza en torno a los 19,9 dólares la onza tras revalorizarse más de un 30% en lo que va de año. Asimismo, el oro, considerado el activo refugio por excelencia, ha vuelto a coquetear con la idea de superar los 1.260 dólares, muy cerca de su máximo histórico de los 1.262 dólares, marcados en el mes de junio.
La evolución de la plata no sólo se beneficia de su carácter como activo refugio, sino también de su demanda por parte del sector industrial. Esto le permite no sólo revalorizarse cuando domina la incertidumbre en el mercado, sino también cuando se observa un rayo de optimismo en el desarrollo de la economía -como sucedió el jueves tras conocerse la caída de las peticiones de desempleo en EEUU-.
Y su recorrido alcista no da señales de debilidad, sino todo lo contrario. Desde Bolságora consideran que, al igual que el oro, la plata podría experimentar un "subida libre" hasta alcanzar máximos históricos, "escenario que no correrá peligro mientras la cotización no pierda sus mínimos previos a la altura de los 17,70 euros, que es donde podríamos situar un stop agresivo parcial", explican. La plata se encuentra en la actualidad ligeramente por debajo del máximo anual y a una distancia de más del 10% de su máximo histórico marcado en 2008 en los 21 dólares.
¿Qué puede hacer el inversor?
Para sacar provecho a esta situación, el inversor tiene varias opciones. Una de ellas es ganar exposición a la plata a través de fondos cotizados (ETFs) que en el año ganan más de un 20%. Después de todo, no sólo facilitan la negociación con los activos (se tratan como si fueran acciones), sino que resultan más baratos si se comparan las comisiones que exigen con la de los fondos tradicionales. Por ejemplo, desde Bolságora realizan la exposición a este metal precioso a través del fondo cotizado ETF Ishares Silver Trust, que cotiza en la Bolsa de Nueva York.
No es, sin embargo, la única opción. También han ganado mucho protagonismo para exponerse a las materias primas productos como los CFD (contratos por diferencias). Son acuerdos donde se intercambia la diferencia de valor de cierto activo entre el momento de la apertura y el cierre del contrato. Los CFD permiten beneficiarse de las fluctuaciones de precio de los productos subyacentes sin necesidad de ser titular de los mismos ya que ofrecen la posibilidad de apalancar la inversión.