Bolsa, mercados y cotizaciones

Más munición monetaria para eludir el 'zarpazo del oso' deflacionista

El presidente de la Fed, Ben Bernanke. Foto: Archivo

Ni siquiera los todopoderosos presidentes de la Reserva Federal (Fed) se escapan de los caprichos del destino. A Ben Bernanke, el actual mandamás del banco central de EEUU, los hados le han 'premiado' con una crisis para la que se ha estado preparando toda su vida... como si estuviera predestinado.

Es la impresión que transmite, por ejemplo, que dedicara varios años de investigación académica al estudio de la Gran Depresión, una labor que cristalizó en el libro Ensayos de la Gran Depresión. ¿Una premonición? Más bien suena a un 'entrenamiento' para enfrentarse a los problemas actuales.

Pero hay más. A Bernanke le persigue, como si fuera su sombra, la deflación o caída de los precios. También de manera premonitoria, en noviembre de 2002, cuando era gobernador de la Fed, pronunció un discurso titulado Deflación: asegurándonos de que eso no ocurra aquí. Eran tiempos en los que, tras la burbuja tecnológica y el shock provocado por el atentado de las Torres Gemelas, la mayor economía del mundo estaba en problemas, hasta tal punto de que se temía la llegada de la deflación.

El regreso de una amenaza

Aquella vez, la Fed, presidida entonces por Alan Greenspan, se salvó. Pero casi ocho años después, el contenido de ese discurso regresa a la vida de Bernanke. La amenaza deflacionista, contra la que Japón lleva luchando de forma infructuosa desde finales de los 90, vuelve a manifestarse.

Ya son varios los que han advertido del riesgo de que EEUU sufra una 'deflación a la japonesa'. Uno de ellos es James Bullard, presidente de la Fed de San Luis, una de las doce delegaciones de la Fed. Otro, Mohamed El-Erian, el consejero delegado de la gestora Pimco, quien otorga un 25 por ciento de posibilidades a que los precios caigan en la economía norteamericana.

Las opiniones se ven ratificadas en el mercado de deuda pública, el termómetro más fiable a la hora de anticipar brotes deflacionistas. La rentabilidad del bono estadounidense a dos años se situó el viernes bajo el 0,5%, algo que nunca antes se había visto.

"¿Los mercados han enloquecido? No. Estos bajos tipos de interés indican, por un lado, que los inversores huyen hacia destinos seguros y, por otro lado, actúan como un precursor para un debilitamiento significativo del crecimiento económico", justifican Klaus Kaldemorgen y Asoka Wöhrmann, responsables globales de renta variable y renta fija de la gestora DWS Investments.

Este diagnóstico coincide con el enviado a finales de julio por el propio Bernanke, quien catalogó la actual situación económica como "inusualmente incierta". Más allá de las palabras, el verdadero problema es que esa sensación está calando en la población. Lo demuestra el hecho de que los ciudadanos estadounidenses, antes tan derrochadores, ahorran cada vez más. En junio, la tasa de ahorro creció al 6,4%, la más alta en un año y muy por encima del promedio del 2,2% visto en los tres años previos a la crisis.

Es decir, un escenario coincidente con el descrito por el economista Irving Fisher cuando mencionó el fenómeno de la deflación por activos, consistente en que, con el fin de afrontar el pago de las deudas contraídas anteriormente, los ciudadanos ahorran, una reacción lógica, pero que agrava los problemas económicos.

¿Qué hará?

Por tanto, el germen de la deflación acecha, un riesgo ante el que Bernanke no puede permanecer indiferente. Eso sí, debe ser preciso. Si no alude a los problemas, la bolsa y el dólar sufrirán porque entenderán que la Fed se muestra demasiado pasiva; pero si adopta medidas extremas, también lo harán porque se interpretará que la situación es aún más grave de lo previsto.

¿Qué se espera que haga? Las quinielas están abiertas. La más probable es que retome la adquisición de deuda pública, algo que ya hizo en 2009, para introducir más dinero en la economía. Además, los expertos de Banif barajan que "podría reducir el tipo de interés con el que la Fed remunera a los bancos por depositar los excesos de liquidez", una medida que perseguiría el mismo objetivo de canalizar más liquidez hacia las empresas y los hogares.

Y una opción más comedida consiste en una 'intervención verbal', es decir, que en el comunicado en el que anuncia su decisión refuerce su compromiso de mantener unas condiciones monetarias extraordinariamente expansivas durante todo el tiempo que haga falta. La solución, hoy a las 20:15 horas.

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