Bruselas calcula que el número potencial de piezas fraudulentas puede superar los diez millones
BRUSELAS, 28 (EUROPA PRESS)
El año pasado los bancos centrales de los Estados miembros retiraron de la circulación un total de 95.959 monedas falsas, en su mayoría de dos euros, lo que supone un 29% más que en 2004, según se desprende del informe anual de la Comisión Europea sobre protección del euro y lucha contra la falsificación. Bruselas calcula que el número potencial de piezas fraudulentas fabricadas en la UE supera los diez millones.
Además, otras 3.557 fueron decomisadas antes de ponerse en circulación, con lo que el volumen total de piezas falsas detectadas en el conjunto de la Unión Europea desde que se introdujo el euro, en 2001, se eleva a 365.000. No obstante, esta cantidad es considerablemente más baja que el nivel de falsificación registrado antes de la puesta en marcha de la moneda única. La mayoría de las monedas copiadas son de dos euros (casi 80.000 del total de monedas retiradas) y con la efigie nacional alemana.
El informe presentado hoy por la Comisión indica que el número total de monedas falsas, incluso si se incluye la producción potencial de copias y las que están en circulación, es "extremadamente bajo" si se compara con los 63.000 millones de piezas auténticas en el mercado.
Casi el 90% de las monedas son detectadas por los bancos nacionales, bancos comerciales y otras instituciones financieras y el documento revela que, si bien se distribuyen por toda la zona euro, la mayoría se han encontrado en Alemania, Austria, Países Bajos y Bélgica. En estos dos últimos casos, el aumento se debe a la aplicación progresiva de las recomendaciones de la Comisión para comprobar la autenticidad de los euros.
Por tipo de moneda, la mayoría de las de cincuenta céntimos se hallaron en Italia, las de un euro fueron mayoría en Francia y las de dos euros en Alemania, Austria, Países Bajos y Bélgica. También se han encontrado, si bien en cantidades menores, en la República Checa, Hungría, Polonia, Eslovenia y Eslovaquia, así como en países extracomunitarios como Serbia y Montenegro, Bulgaria y Turquía.
En este último caso, y dado que la lira turca a veces se confunde con las piezas de dos euros, la Comisión Europea trabaja en estrecho contacto con las autoridades de Ankara, los Estados miembros y la industria para evitar en la medida de lo posible que el usuario se equivoque.
La información de que dispone la Comisión certifica que, efectivamente, el riesgo existe pero es "limitado" y subraya que en los intercambios cotidianos en los que la moneda pasa de mano en mano los euros se distinguen perfectamente con un simple vistazo de la lira turca. Además, las máquinas expendedoras, si están bien ajustadas, rechazan las monedas turcas. En cualquier caso, las autoridades turcas modificarán ligeramente los parámetros de fabricación en las futuras piezas.
La Comisión constata que, en el año 2005, se registró una mayor "diversidad, calidad y sofisticación" de las falsificaciones y que el número potencial de monedas falsas fabricadas puede estar por encima de los diez millones de piezas. No obstante, las especificidades de los euros auténticos son muy concretas y se respetan escrupulosamente, por lo que estas características son difíciles de copiar con un alto grado de precisión.
Según la información de la que dispone el Ejecutivo comunitario, se estima que fabricar una moneda falsa de euro cuesta 25 céntimos de euro y que con "un buen sistema de distribución genera un considerable beneficio".
ONCE REDES DESMANTELADAS
Desde 2002, se han desmantelado once redes de falsificación de moneda en la Unión Europea, seis en Italia, y el resto en España, Portugal, Bulgaria, Hungría y Polonia, en estos tres últimos países el año pasado. El Ejecutivo comunitario cree que los mecanismos actualmente en marcha para luchar contra la falsificación son "eficaces", pero que hace falta un esfuerzo suplementario, especialmente en lo que se refiere a las monedas.
En concreto, Bruselas considera que los bancos nacionales detectan con rapidez los billetes falsos pero prestan menos atención a las piezas. Así, aunque no se habla de "preocupación" por el nivel de monedas falsas circulando en el mercado, se pide redoblar esfuerzos para evitar que la gente llegue a preguntarse si la pieza que tiene en la mano es verdadera o no.
Entre los principales problemas para luchar más eficazmente contra la falsificación, fuentes de la Oficina Europea Antifraude (OLAF) mencionan el bajo nivel de decomisos, que la mayoría de los fabricantes estén todavía operativos y que no la policía no emplee más la información de tipo técnico.
La responsabilidad básica en la lucha contra la falsificación y el fraude la tienen los Estados miembros, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) coordina esta labor con los bancos nacionales y Europol se encarga de coordinar las labores policiales llevadas a cabo por las autoridades nacionales. En el entramado de esta lucha, la OLAF se encarga de velar por el interés financiero de la Unión Europea y proponer iniciativas y recomendaciones a los Estados miembros.