Rafael Alcázar releva en el cargo a Fernando Gil, quien ha estado al frente del Consejo de Administración los últimos seis años
ZARAGOZA, 31 (EUROPA PRESS)
Rafael Alcázar Crevillén mantuvo hoy su primer contacto con los medios de comunicación tras ser nombrado presidente del consejo de administración de Caja Inmaculada, un cargo que durante los últimos seis años ha estado ocupado por Fernando Gil. Este último deja la presidencia de la entidad "sabiendo que se queda en buenas manos" y comienza así una nueva etapa para Alcázar. Su reto será representar a una entidad a la que augura un buen futuro. "Veo una CAI todavía más grande, más rentable y más sólida".
El nuevo presidente del consejo de administración tiene 49 años y es licenciado en Derecho. En el año 2000 fue nombrado consejero general de Caja Inmaculada por la entidad fundadora Acción Social Católica y dos años después fue designado presidente de la Comisión de Control, puesto en el que permaneció hasta 2004. Desde entonces, ha venido desempeñando el cargo de secretario del Consejo de Administración.
Al haber ocupado ya puestos en los órganos de gobierno de la entidad, Alcázar será presidente de la CAI al menos durante los próximos dos años y luego deberá renovar su permanencia en la asamblea. Una vez sea reelegido como consejero general podrá seguir siendo el presidente del Consejo de Administración.
SEGUIR LA ESTELA DE FERNANDO GIL
Rafael Alcázar mostró su agradecimiento a los miembros de la asamblea de la CAI porque "me han permitido cumplir una de las ilusiones de mi vida", confesó. Ser presidente de la entidad es un cargo que asume "con altísimo honor y gran cariño", sabiendo que el objetivo que debe guiar la actividad de los próximos años es el de "crecer para poder expandirnos".
No habrá grandes cambios en la Caja, adelantó Alcázar, porque su función no es tanto dirigir la actividad, cometido para el que ofrece un "rabioso apoyo" al equipo del director general Tomás García, sino desempeñar un papel de representación de la entidad. Y en este sentido, se retó a sí mismo a seguir la estela de Fernando Gil, un hombre del que destacó "su gran vitalidad".
Alcázar se mostró partidario de mantener una buena relación con el Gobierno de Aragón, sin perder con ello la independencia que se debe atribuir a las cajas de ahorro. Un marco de cooperación con las instituciones que consideró necesario para enfocar un futuro de desarrollo en Aragón, con proyectos importantes como las plataformas logísticas y eventos clave como la Exposición 2008. En estos temas, la CAI está presente, recordó. De hecho, el director general, Tomás García, adelantó por su parte que en breve se presentará la propuesta que ha elaborado la entidad para la explotación de edificios tras las Expo, un proyecto que optó por no desvelar.
ARAGÓN, MOTOR DE LA CAI
El nuevo presidente de la Caja subrayó que Aragón "seguirá siendo el motor de nuestra máquina". En esta comunidad autónoma se concentra el grueso de la actividad de la entidad, pero el objetivo es participar todavía más de la vida económica de esta tierra. Una presencia que se completa con la aportación de la Obra Social y Cultural, que deberá irse enfocando hacia la nueva normativa de la ley de cajas.
Sin embargo, esta apuesta decidida por la comunidad autónoma no excluye la expansión del negocio a otros puntos de España, puntualizó Rafael Alcázar. Hay que buscar la rentabilidad para crecer y después expandirse. "No al revés", insistió. En este sentido, la CAI se ha fijado el compromiso de abrir nuevas sucursales fuera de Aragón, de modo que en tres años tenga el 90 por ciento de la red de oficinas en la comunidad autónoma y un 10 por ciento fuera del territorio histórico. Vendrían a ser 250 oficinas en las provincias aragonesas y 25 en otras ciudades.
"UN SALTO ADELANTE"
Acompañando a Rafael Alcázar en su primera comparecencia pública estuvo Fernando Gil, quien confesó que su etapa "ni corta ni larga" ha terminado con el recuerdo de haber vivido una experiencia "intensa y muy bonita". Ahora, se produce un relevo que "estoy seguro que es un paso adelante", afirmó. Por ello, insistió en que su etapa termina pero "sin darme mucha pena" porque "me voy sabiendo que la Caja se queda en buenas manos".
Rafael Alcázar es abogado y terminó sus estudios universitarios con el Premio Extraordinario Fin de Carrera. En 1982 aprobó, con el número uno de su promoción, las oposiciones de ingreso en el cuerpo de abogados del Estado. Su primer destino fue la Delegación de Hacienda de Santa Cruz de Tenerife, donde compaginó su trabajo con el de profesor adjunto de Derecho Administrativo de la Universidad de La Laguna.
Entre 1983 y 1986 desempeñó el cargo de director general jefe de los Servicios Jurídicos del Gobierno de Canarias. Tras un periodo de actividad como abogado del Estado y jefe en la Delegación del Gobierno en Canarias, fue designado en 1987 asesor jurídico de la Presidencia del Gobierno de Canarias, participando activamente en la construcción del nuevo marco normativo de dicha comunidad autónoma.
En 1991, obtuvo la plaza de abogado en el Servicio Jurídico del Estado en Zaragoza. Después de permanecer en el cargo 14 años, en 2005 pasó a la situación de excedencia voluntaria. En la actualidad ejerce la profesión libre de abogado.
Forma parte del Colegio Arbitral de la Corte Civil y Mercantil de Arbitraje (CIMA) de Madrid desde 1995. Es también vocal del Pleno y de la Comisión Permanente de la Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón desde 1996.
Es autor de numerosos trabajos en publicaciones relacionadas principalmente con el Derecho Administrativo, Derecho Urbanístico y Derecho Autonómico.