Mientras el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, apuesta por un crecimiento que podría superar el 3%, muchos expertos creen que EEUU comenzará su particular travesía por el desierto a finales de este año. Apuntan que las ayudas al desempleo fomentan los altos niveles de paro en el país y el Dow Jones podría caer hasta los 8.000 puntos.
Hagamos cuentas. Mientras el chaparrón de la deuda soberana descarga en estos momentos en Europa, con las miras puestas en Grecia, España y Portugal, en Estados Unidos la deuda alcanza ya los 13,08 billones de dólares. Es decir, cada ciudadano que habita el país estaría endeudado con 42.406 dólares por cabeza.
Dejando de lado este hecho truculento, los datos de empleo no terminan de mejorar, al fin y al cabo, desde la Asociación Americana de Banqueros estiman que este año el sector privado sólo creará 2,2 millones de empleos y 2,5 millones el año que viene, la mitad de los perdidos durante la recesión. A día de hoy, la tasa de paro roza cómodamente el 9,7% y tiene previsto estancarse en el 8,5% a finales de año, según los más optimistas.
Este hecho, y el posible contagio de la epidemia europea, ponen en entredicho la recuperación económica de la que tanto alardean Bernanke y, como no, el presidente de EEUU, Barack Obama. Los economistas no ven una nueva recesión a la vista pero sí destacan que a finales de este año el crecimiento económico del país podría ralentizarse.
La expansión de la economía será nula
"Estamos seguros que el PIB de EEUU dejará de crecer aproximadamente a finales de año. No habrá una recesión de forma de 'W' pero la expansión económica será nula hasta bien entrado el año que viene", explica a elEconomista, John Dunham, fundador de Dunham & Associates.
Curiosamente, al hacer referencia al sector laboral estadounidense Dunham se distancia de la administración Obama al afirmar que "la razón por la que el país tiene una tasa tan elevada de paro es porque cada vez es más fácil vivir sin trabajo gracias a las numerosas ayudas esponsorizadas por el gobierno y el Congreso norteamericanos", explica.
Para Alan Valdes, jefe de inversiones de Kabrick Capital en la New York Stock Exchange, una nueva recesión para la economía norteamericana ?es poco probable?, pero sí apoya la visión de Dunham al afirmar que el Dow Jones podría llegar a cerrar el año entre los 8.000 y 8.500 puntos.
"Pese a que los estímulos económicos aprobados por el Congreso deberían estar creando empleo, no lo hacen, seguimos destruyendo puestos de trabajo", asegura. Por supuesto, apunta Valdes, estos malos datos de empleo afectan directamente al talón de Aquiles de la economía de EEUU: el sector inmobiliario.
Impagos de hipotecas, en el punto de mira
"El desempleo y el impago de hipotecas van de la mano y hemos visto como los desahucios siguen marcando récords y los empleos creados no están bien pagados, por lo que los ingresos de las familias son mínimos", deja claro este corredor de bolsa. La construcción residencial se desplomó el mes pasado en Estados Unidos a su peor nivel desde diciembre, al caer un 10%. Ayer, el índice manufacturero de la Reserva Federal de Filadelfia caía inesperadamente en junio hasta los 8 puntos desde los 21,4 registrados en mayo.
Hoy el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, adevertía en un artículo firmado en el Wall Street Journal que "la percepción de que Estados Unidos dispone de una gran capacidad para endeudarse es engañosa y el Gobierno podría verse forzado a pagar tipos de interés altos para financiar un déficit creciente".
En este sentido, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, calentaba motores de cara a la reunión de jefes de Estado del Grupo de los 8 y los 20 que tendrá lugar a finales de la semana que viene en Toronto, Canadá. El demócrata no quiere poner en peligro el la tímida recuperación de la economía norteamericana y decidió divulgar una carta de dos folios en la que encomiaba a sus homólogos a "salvaguardar y fortalecer la recuperación" mundial.