
Error humano, piratería informática o acto de terrorismo: las hipótesis se multiplicaron desde el jueves, después del súbito crac de la Bolsa de Nueva York, pero el martes los reguladores se inclinaban hacia un movimiento anormal en el mercado de contratos a futuro.
Las miradas se dirigen al grupo CME, gigante de los mercados de derivados, y a productos financieros que inciden en la evolución del índice Standard and Poor's 500, denominados E-Mini.
La presidenta de la Securities and Exchange Commission (SEC), Mary Schapiro, explicó a la comisión del Congreso que investiga lo sucedido, que el súbito hundimiento de casi 1.000 puntos (9%) del índice Dow Jones estuvo precedido por una caída del 5% de esos productos, un movimiento que luego se detuvo rápidamente.
Los contratos a término de este índice son muy seguidos por los inversores, que se apoyan en ellos para delinear su estrategia bursátil.
Según el Wall Street Journal, el fondo especulativo californiano Universa Investments podría haber realizado de ese modo una transacción de esos productos por 7,5 millones de dólares.
"El elemento desencadenante probablemente se haya originado en el mercado de contratos a futuro (como una orden de magnitud excepcional)", reconoció Schapiro. Pero "el hecho de que los precios de las acciones sigan a los precios de los contratos a futuro no explica qué desencadenó los movimientos" del mercado, atenuó. Probablemente todo se explique gracias a la "contribución de múltiples acontecimientos", agregó.
De momento, dijo, se necesitan nuevas medidas para desacelerar los intercambios cuando se produce una venta abultada, que permita a los inversores imponerse a las ventas generadas por ordenador, que equivalen al 60% o 80% de las transacciones diarias.
En su carrera para volverse más competitiva, Wall Street ha invertido miles de millones de dólares en equipamiento de alta tecnología capaz de intercambiar miles de acciones en una fracción de segundo. Por lo general, se usan unos algoritmos para comprar o vender acciones en ciertos momentos clave, ya sea para limitar las pérdidas u obtener nuevas ganancias.
Schapiro dijo que, durante la caída en picado del jueves pasado, los ordenadores vendieron acciones valiosas a un centavo, ya que las máquinas "siguieron su lógica codificada sin tener en cuenta el resultado". "La intervención humana probablemente habría prevenido que estas órdenes se ejecuten a precios absurdos", dijo.
Otro alto representante del New York Stock Exchange (NYSE) advirtió a los legisladores de que los mercados electrónicos fragmentados, que permiten a los inversores saltar de uno a otro a toda velocidad, también tienen algo de responsabilidad.
El NYSE enlenteció los intercambios el jueves en un esfuerzo por detener la caída, pero sin éxito. Los inversores simplemente se pasaron a otras plataformas electrónicas y continuaron con sus ventas.
Más de 40 mercados están en la actualidad vinculados electrónicamente, lo que en ciertos momentos permite que activos listados en uno de ellos se puedan negociar en otro.
"Apoyamos fuertemente la competencia entre los mercados, pero la competencia resultó en la fragmentación", dijo Larry Leibowitz, jefe de operaciones del NYSE por medio de un comunicado.
Su mercado tuvo una disputa pública con el Nasdaq, que permitió que siguiera la sesión en forma normal y luego acusó al primero de "abandonar".
Pese a que el mercado se recuperó con rapidez, la pérdida de casi un billón de dólares en pocos minutos llevó al presidente Barack Obama a pedir una amplia y profunda investigación sobre el asunto.