
El plan de Europa para apoyar a sus socios hundidos en crisis presupuestarias como Grecia daba este viernes alas al euro, tras una prolongada caída, aunque persisten los temores de que a Portugal o España, miembros también de la Eurozona, les aguarde una hecatombe parecida.
La canciller alemana, Angela Merkel, se alegró por el mecanismo de apoyo adoptado la víspera por los 16 países de la Eurozona, que aunque sólo será activado como último recurso, estimó que favorecerá la "estabilidad" del euro.
"Creo que Europa ha demostrado su capacidad de actuar sobre una cuestión importante (...) Obró en favor de la estabilidad del euro", dijo Merkel al reabrise este viernes una cumbre de la Unión Europea (UE).
En Londres, la moneda única se recuperaba este viernes, aunque tímidamente, al colocarse en 1,3382 dólares hacia las 10H00 GMT, dando muestras de que los operadores acogieron positivamente el acuerdo europeo. El euro había caído esta semana por debajo de 1,33 dólares por primera vez en más de diez meses.
"Me hubiera sorprendido que la cotización del euro no hubiese tomado esta dirección", afirmó con satisfacción el jefe de filas de los ministros de Finanzas de la Eurozona, Jean-Claude Juncker.
Pero el luxemburgués advirtió contra todo entusiasmo: "Habrá que esperar a ver en los próximos días la reacción del conjunto" de los mercados de divisas y financieros, dijo.
La Eurozona se vio obligada a adoptar un plan de ayuda a Grecia, asfixiada por una deuda cercana a los 300.000 millones de euros, con el fin de evitar un mal mayor y poner en peligro el conjunto de su estabilidad financiera, cuestionada crecientemente por mercados y expertos.
El mecanismo se basa en un inédito sistema de préstamos bilaterales europeos combinado con una ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI), que por primera vez será llamado a apagar el fuego de un país miembro de la zona euro en caso de ser necesario.
"El plan de rescate mejora claramente las previsiones financieras para Grecia y también podría aliviar a corto plazo la presión sobre el euro", apuntó el economista Jonathan Loynes, de Capital Economics.
Pero "sería erróneo pensar que la crisis finalizó. Grecia todavía hace frente a una hecatombe económica muy seria, que no tendría tanta relevancia si no fuera porque no es el único, como lo demuestran las noticias recientes" sobre Portugal, por ejemplo, advirtió.
La agencia Fitch rebajó esta semana su nota para la deuda a largo plazo de Portugal dejando planear la amenaza de que el país siga la misma senda que Grecia.
"En ese contexto, creemos que cualquier alivio para el euro será breve", previno.
Ian Williams, analista de Altium Securities, compartió esa opinión: el plan europeo "no acabará con las presiones que provocan la caída de la moneda única, debido a las dificultades presupuestarias persistentes a las que se enfrentan otros países miembros", señaló.
Los agujeros provocados por muchos Gobiernos en sus arcas públicas para sufragar los masivos planes de rescate durante la crisis económica mundial han puesto en duda la solvencia a medio plazo de las finanzas públicas no sólo de Grecia, sino también de Portugal, España o Irlanda.
El presidente de la UE, Herman Van Rompuy, rechazó sin embargo el jueves cualquier riesgo de contagio en la Eurozona: "Hay que comparar lo comparable", subrayó, defendiendo que los casos luso o español son "totalmente diferentes" al griego.
Para otros economistas, el interrogante reside en cómo encajarán los mercados que la robusta Eurozona acuda en ayuda del FMI.
"El jurado todavía está deliberando si el plan beneficiará o perjudicará a la zona euro. Algunos operadores pueden ver la intervención del FMI como una prueba de incapacidad", según la economista Carsten Brzeski de ING Bélgica.
Pero Brzeski no excluyó un triunfo a "largo plazo, ahora que la Eurozona tiene un instrumento creíble" para acudir en ayuda de sus socios en apuros.