
Si consulta un libro de mercados financieros, es probable que halle en la primera página que una de sus funciones es la de poner en contacto a quienes necesitan captar recursos y a quienes quieren invertirlos. Los mercados serán eficientes cuando, junto a servir de puente entre quien busca financiación y quien tiene dinero, cursen las transacciones con rapidez y a un precio adecuado.
La bolsa es, entre los distintos mercados financieros, el que se considera de los mejores por ese factor de liquidez e inmediatez. El único problema es que no es un mercado para todos los públicos. No tanto en lo que se refiere a inversores, sino más bien por las empresas que pueden formar parte de él.
El tamaño, cuando se cotiza en una bolsa tradicional, sí importa. Dicha limitación ponía un techo de cristal a las compañías innovadoras, pero de talla pequeña. Una puerta cerrada que se ha encargado de abrir el nacimiento del Mercado Alternativo (MAB) en España.
El año pasado debutaron en este parqué, diseñado a la medida de las pequeñas y medianas empresas por sus menores costes y mayor flexibilidad a la hora de aportar documentación, dos compañías. Zinkia, que se dedica a la producción audiovisual, y la juguetera Imaginarium. Dos estrenos que, para los expertos participantes en el Observatorio financiero de Criteria-Universitat Oberta de Catalunya y elEconomista son la antesala de otros muchos.
Se calcula que se incorporarán al MAB aproximadamente una docena de empresas anualmente en busca de algo que tienen a mano las empresas que intercambian sus títulos en AIM, el mercado alternativo británico, o en el europeo Alternext: financiación para su negocio. "Hasta el nacimiento del MAB sólo podían disfrutar de esta fuente de financiación 120 compañías españolas que cotizaban en el Mercado Continuo y el resto tenían que recurrir a la banca", apunta Enrique Quemada, consejero delegado de ONEtoONE Capital Partners.
Problemas de Financiación
Las entidades financieras tienen el grifo del dinero más cerrado, lo que está llevando a empresas con buenos proyectos a echar el cierre por falta de liquidez. Enrique Quemada destaca que, si no se solventan esos problemas, España podría estar abocada a sufrir una "década perdida a la japonesa, cerrando empresas ahora que habrá que crear después".
Lo que se consigue con el MAB es evitar esas situaciones, al abrir el abanico de posibles financiadores a una base más amplia de ahorradores, que va desde los fondos de inversión, sociedades de inversión de capital variable, family office... a los inversores cualificados.
Sin embargo, en el observatorio se enfatizó que con su puesta en marcha no es suficiente y que, para que funcione bien, es necesario que lo apoyen las Administraciones.
El apoyo gubernamental
"El Estado debe implicarse y crear un mercado más flexible tanto para el inversor como para el empresario. Es muy importante para la economía española que funcione. El momento económico hace más necesario dar salida a este mercado", opina Elisabet Ruiz, profesora de los estudios de Economía y Empresa de Universitat Oberta de Catalunya (UOC), y doctora en ciencias económicas y empresariales.
Algunas comunidades autónomas han lanzado programas de subvenciones para las empresas que se incorporen o que lo estudien, pero ahora es necesario incrementar el atractivo del MAB para el inversor, con el objetivo de animarle a que asuma el riesgo de apoyar el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas.
Para ello, los expertos coinciden en que se deberían aprobar incentivos fiscales. "Hay que buscar que lleguen al MAB empresas muy innovadoras y que los inversores financien su crecimiento, pero con una fiscalidad eficiente, como se hizo en el Reino Unido -donde cotizan más de 200 empresas en AIM-", sugiere Ignacio de la Torre, socio de Arcano Alternative Markets.
El atractivo fiscal
Aportar un atractivo fiscal a la inversión en el MAB abriría, asimismo, nuevas oportunidades de negocio para la industria de la inversión española, ya que ahora "no existen fondos de microcaps", añade Ignacio de la Torre.
Igualmente, aportaría nuevas áreas de trabajo para los analistas de valores. José Luis Barrera, director de análisis de Banesto Bolsa, adelanta que "se podrían crear equipos especializados de expertos que sigan la evolución de estas compañías".
De esta manera el sector español de gestión y análisis financiero mejoraría su competitividad, porque podrían vender ese valor añadido a terceros, que difícilmente pueden montar equipos especializados en pequeñas compañías españolas.
Asesoramiento adecuado
Jesús González Nieto, director de desarrollo de mercado de Bolsa y Mercados Españoles (BME, que es la compañía promotora de MAB), reconoce que justo ahora los esfuerzos de su empresa al respecto de este parqué se están enfocando en el asesoramiento sobre cómo se podrían aplicar esas ventajas fiscales y que fueran extensibles a los particulares.
"Hemos pedido en la consulta pública de la Ley de Economía Sostenible que se busquen esas ventajas fiscales. Por una parte, que los inversores que acudan a una Oferta Pública de Suscripción (OPS) en el MAB tengan una desgravación en el IRPF. Por la otra, que puedan utilizarlo los particulares que inviertan en fondos que ostenten acciones del MAB. En ambos casos, habría que mantener la inversión durante un periodo comprendido entre los dos y los tres años", explica González Nieto.
"Para que puedan comenzar a crearse esos fondos, ya que en el MAB sólo cotizan 2 empresas, habría que buscar un régimen transitorio en el que los fondos pudieran invertir en compañías españolas de una capitalización baja, hasta 200 millones de euros, pero que formen parte del continuo", añade el director de desarrollo de mercado de BME.
Líquidas y rentables
Sin embargo, las empresas también deben poner su parte para asegurar el futuro del MAB. Entre otras cosas, incrementando el capital flotante que sacan al parqué.
Para Ignacio Zango, director de Corporate Finance de La Caixa, una de las claves de que funcione este parqué es "la liquidez: que se asegure que se puedan hacer y deshacer posiciones a un precio bueno", asevera.
Para ello, no sólo es importante el buen funcionamiento técnico del mercado -todas las empresas cuentan con un proveedor de liquidez-, sino que se debute con suficiente capital. José Luis Barrera, de Banesto Bolsa, señala que debe equivaler al menos al 30 por ciento de la empresa. Por su parte, Ignacio de la Torre, desde Arcano, cuantifica ese porcentaje en 15 millones de euros.
El otro factor que puede ayudar es el propio mercado. "Con el MAB se produce una selección darwiniana. La buena acogida dependerá mucho de las próximas salidas. Que se vea que se puede obtener plusvalías invirtiendo en estas compañías y que el individual se lance a este mercado", opina Francisco González, socio de Ernst & Young Abogados.