
Después de meses en los que habían quedado relegados y se vigilaban con desconfianza, los bonos ligados a hipotecas comerciales (o CMBS) están viviendo un aumento de rentabilidad acelerado. Sobre todo, conforme se acerca la fecha de caducidad del TALF, el plan de apoyo mediante compras de la Reserva Federal estadounidense a este mercado de 700.000 millones de dólares.
Esto muestra que está aumentando la confianza del mercado de que los posibles impagos en los que pueden incurrir algunas de estas hipotecas no supondrán una amenaza para la concolidación de la recuperación de la economía.
Este papel, respaldado por la deuda contraída para construir rascacielos, centros comerciales y hoteles, ha rentado de media un 7,41% hasta la semana, comparado con el 2,55% del último trimestre de 2009, según datos de Barclays.
Además, de acuerdo con Morgan Stanley, los títulos de más alta calidad ofrecen alrededor de un 3% más que los bonos del Tesoro estadounidenses, el diferencial más bajo desde agosto de 2008.
Sin dependencia de los estímulos
El rally que se está viendo en los bonos ligados a hipotecas comerciales se acentúa conforme se acerca el fin del TALF, programa por el que la Fed ha adquirido alrededor de 11.400 millones en deuda emitida antes del 1 de enero de 2009, pero cuya eficacia ponen en duda algunos expertos.
También ayuda el hecho de que la tasa de desempleo parece haberse estabilizado por debajo del 10%, lo que da esperanzas de que se haya logrado contener la destrucción de puestos de trabajo.
Los precios de estos títulos sufrieron serios daños, por lo que incluso aunque el "escenario fuera el más decepcionante" posible, esta deuda, o al menos la que tiene los mejores ratings, no debería sufrir castigos adicionales, afirma Scott Simon, de PIMCO.
"Los CMBS se han estado comportando bien por sí mismos, no se han apoyado en realidad en el TALF. El programa ha tenido más bien un impacto psicológico, no ha sido un empujón de fuerza bruta", sentencia este experto.