
La moneda nipona tiene dos caras. Una alcista, cuando la incertidumbre se apodera de los mercados, y una bajista, cuando retoma el apetito por el riesgo. Sepa cómo sacar partido a su inversión en ambas situaciones.
Los que tengan contratado un fondo de renta fija japonesa están de enhorabuena. Ante la perspectiva de que el yen siga apreciándose en el corto plazo con respecto a las principales divisas, la renta fija nipona podría experimentar una mejora en su rendimiento. Esto se debe a que, a pesar de ofrecer una rentabilidad muy baja debido al nivel actual de los tipos -se sitúan en el 0,10 por ciento-, una apreciación del yen aumentaría el valor del bono. De esta forma, el inversor no sólo se beneficiaría en función de los activos de la cartera, sino que también sacaría provecho por el efecto divisa.
El fondo Parvest Japan Yen Bond ofrece la oportunidad más clara dentro de la categoría de fondos enfocados en la renta fija nipona. Acumula una rentabilidad del 8,6 por ciento en los últimos 12 meses, la más alta de la categoría. Esto se debe a que el yen se considera un activo refugio para los inversores en momentos en el que la incertidumbre es la tónica dominante en los mercados. Esto se traduce en que si el inversor confía en que el yen seguirá revalorizandose a corto plazo, podría entrar en el mercado japonés para recoger una rentabilidad mayor debido a la revalorización del yen.
Pensando a largo plazo
Pero hay que ser cautos, ya que los expertos prevén que esta revalorización no durará mucho, ya que consideran que el Gobierno japonés optará por continuar con su activa intervención sobre su divisa para evitar el prolongado deterioro de las exportaciones.
Para aquellos inversores que consideran que el recorrido alcista del yen está llegando a su fin, cuentan con otra vía para sacar partido al mercado japonés. En renta variable también existen oportunidades de inversión si piensa a largo plazo. Después de todo, y aunque suene antinatural -la apreciación del yen afecta negativamente sobre las exportaciones y con ello, a las cuentas de las compañías-, las grandes empresas japonesas se beneficiarían debido a la positiva evolución que está experimentado la región asiática ante la crisis.
Esta situación permitiría a los inversores aprovecharse del rendimiento en bolsa de las grandes empresas exportadoras del país como Sony, impulsadas por el aumento del consumo por parte de China especialmente. Esta evolución de los valores en bolsa, de ser positiva, mitigaría los efectos de una posible depreciación del yen en los próximos meses. Después de todo, los expertos consideran que el yen podría situarse en torno a los 98 yenes el dólar en el cuarto trimestre del año, lo que supone una depreciación del 8 por ciento con respecto a su cambio actual -se sitúa en los 90 yenes el dólar-. Destacan los fondos JPM Japan Focus y Fidelity AS Japan. Ambos productos se revalorizan en los últimos 12 meses más de un 15 por ciento, con sus principales posiciones en la entidad financiera Mitsubishi y Toyota.
Asimismo, aunque no se puede invertir directamente en muchas de las empresas japonesas (habría que recurrir a productos como los ETF, etc.), existen oportunidades de inversión interesantes entre las blue chips del Nikkei 225, que cuentan con la más clara recomendación de compra. Un ejemplo de ello es la entidad financiera Mitsubishi, que se espera incremente su beneficio neto en 2010 un 83 por ciento, hasta superar los 3.400 millones de euros. Por su parte, los expertos recomiendan comprar acciones de Nippon Telegraph, ya que consideran que podría crecer más de un 30 por ciento. Una historia similar a la del banco Sumitomo Mitsui, que tras revalorizarse un 11 por ciento en lo que va de año, posee un potencial alcista de casi el 27 por ciento.
Sin embargo, invertir en divisa a largo plazo siempre supone asumir un mayor riesgo. En este sentido, si la evolución de la divisa japonesa tuviera un comportamiento distinto al esperado, los inversores podrían perder parte de su inversión. Para evitarlo, lo más aconsejable es contratar fondos que cubran el riesgo divisa. Pero determinar si un fondo cubre o no este aspecto resulta complicado, por lo que se aconseja preguntar a la propia gestora antes de contratar algún producto.