
Son casi tres años en los que el sistema financiero lleva acaparando portadas y titulares. A las cifras de pérdidas se sucedieron otras de ayudas por parte de los estados.
Muchas de estas entidades han jugado con el fuego de los bonus, y así con la paciencia de los ciudadanos. Y eso no gusta a los políticos. Obama nos devuelve a la Gran Depresión impulsando una versión de la ley Glass-Steagall, que separaba la banca comercial de la gran banca de inversión. Con ello, Main Street (la economía real) planta cara a Wall Street. Veremos quién gana.