
A buenas horas, pensarán unos. Por fin, dirán otros. Pero así son las cosas. Standard & Poor's (S&P), Moody's y Fitch, las tres principales agencias de calificación de riesgos del mundo, nunca habían ejecutado tantos recortes de rating a las empresas como en 2009. Las cifras son elocuentes.
Según los datos compilados por la agencia financiera Bloomberg, los recortes totales realizados en EEUU y Europa Occidental crecieron hasta los 8.616, un 48,3% más que en el conjunto de 2008 y por encima de los datos acumulados en cualquier otro ejercicio.
Aunque para valorar ese dato en perspectiva conviene retroceder más en el tiempo. Así, supera en un 81,5% al registrado en 2002, el último año en el que los efectos del pinchazo de la burbuja tecnológica se dejaron notar en la economía mundial y los balances de las empresas. Más aún, las 8.616 rebajas del pasado ejercicio multiplican casi por ocho las vistas en 1999.
La cuestionable actividad de las agencias
Esta evolución constata el impacto de la crisis y los apuros en los balances de las compañías, con el consiguiente deterioro de su situación financiera. Otros expertos apelan también a un ánimo de revancha por parte de las agencias. "Tras las críticas recibidas, han pasado a la acción por aquello de poner la venda antes de la herida y que nadie les culpe en adelante por haber sido demasiado permisivas", asegura el analista de una firma de inversión española.
En efecto, las firmas de rating no salen demasiado bien paradas a la hora de repartir las responsabilidades de la crisis. En primer lugar, por no identificar los riesgos inherentes a las titulizaciones respaldadas en parte por hipotecas de alto riesgo -subprime-. Y segundo, por no atisbar los problemas del banco estadounidense Lehman Brothers, que cuando quebró en septiembre de 2008 poseía un rating que le situaba dentro de la categoría de grado de inversión, la que ostentan los emisores más solventes.
Proporciones de vértigo
Pero en 2009 cambiaron el paso. El mayor celo de las agencias de calificación se dejó notar de manera especial en Europa Occidental. El pasado ejercicio acogió 2.775 reducciones, casi un 80% más en 2008. En Estados Unidos, aunque se produjeron cerca de 6.000 rebajas, se trató de una cifra que superó en un 37% la registrada durante el año anterior.
El afilado lápiz de S&P, Moody's y Fitch se apreció igualmente desde otra perspectiva: la proporción entre las rebajas y las subidas de rating. Nunca se habían visto unas cifras tan descompensadas. Así, S&P acometió el triple de recortes que de subidas en EEUU, mientras que en Europa Occidental los primeros multiplicaron casi por seis a las segundas.
En el caso de Moody's, las reducciones prácticamente cuadruplicaron los aumentos en la primera economía mundial y fueron 10 veces superiores en el Viejo Continente. La excepción provino de Fitch. Aunque realizó seis recortes por cada incremento en EEUU, en Europa la proporción rozó el empate: efectuó 555 subidas, por 695 rebajas.
Por empresas, las más penalizadas fueron las que todavía lucen en su solapa la etiqueta de grado de inversión. Estas empresas acapararon el 39,1% de los recortes de S&P; el 45,6% de Moody's; y el 45,3% de Fitch.