El FPU apuesta por crear empleos decentes en los países de procedencia de la mano de obra para detener la emigración
MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
El responsable del departamento internacional de la Federación de Sindicatos de Ucrania (FPU), Roman Kravchyk, recordó que el eje principal de la política de la FPU es la regularización de los trabajadores emigrantes por lo que apostó por "una mayor cooperación entre los sindicatos de los países de procedencia de la mano de obra y los países receptores de la misma".
En una entrevista concedida al Boletín de la Confederación Sindical Internacional (CSI), Kravchyk recordó que cerca de siete millones de ucranios viven en el extranjero aunque el Ministerio de Trabajo de este país sitúa la cifra en tres millones. El sindicalista justificó esta diferencia porque "poquísimos de esos emigrantes están en situación regular en sus países de destino".
"El marco legal no es suficiente. Existen leyes que se supone deben facilitar los trámites para que los ciudadanos puedan trabajar en el extranjero pero dichas leyes no son adecuadas y carecen por completo de eficacia", recordó. Por este motivo, no es de extrañar que "prefieran seguir pagando intermediarios, que resultan mucho más eficaces, a pesar de que lo que hacen sea ilegal".
El sindicalista recordó que Ucrania tampoco "ha ratificado ninguno de los Convenios 97 y 143 de la OIT sobre los trabajadores migrantes" por lo que resulta difícil "reclamar a los países extranjeros que respeten los derechos de nuestros trabajadores si ni siquiera somos signatarios de los dos principales instrumentos legales sobre esa cuestión".
Kravchyk señaló que el FPU "trabaja en la problemática de las migraciones, una cuestión que ha pasado a convertirse en una prioridad hace cuatro o cinco años". "Desde el pasado mes de septiembre", recuerda el sindicalista, "se han reforzado las acciones en este campo, lo que se traduce en una mayor presión sobre las autoridades para que éstas ratifiquen ambos convenios lo más pronto posible".
En este sentido, Kravchyk solicitó "incluir a los sindicatos en los procesos de elaboración de políticas eficaces para regular las corrientes migratorias" ya que, de este modo, "se garantizaría que se tomaran mucho más en cuenta los aspectos sociales".
"Queremos intensificar nuestras relaciones con los sindicatos de los países receptores de nuestra mano de obra. Es una estrategia rentable", indicó Kravchyk. "En este tipo de negociaciones, nuestra absoluta prioridad consiste en promover los derechos de nuestros nacionales. También enfatizamos los programas destinados a regularizar su situación, a posibilitar la reagrupación familiar y la homologación de los diplomas. Queremos asimismo establecer una mayor cooperación con la CSI y con las ONG que ayudan a los migrantes", indicó.
CREAR EMPLEOS DECENTES
"Para detener la emigración, la solución no está en reforzar aún más las fronteras, sino en crear empleos decentes en los países de procedencia de la mano de obra. Hace dos años, nuestro Presidente se comprometió a hacer todo lo que estuviera a su alcance para crear un millón de empleos anuales a fin de poner coto a la emigración. Está muy lejos de haberlo hecho y el éxodo continúa", denunció.
La emigración afecta a muchos profesionales cualificados que deben "aceptar trabajos no calificados". "En Rusia y en los países de la Unión Europea, trabajan como obreros en la construcción, como empleados domésticos, etc. Es una pérdida para toda la sociedad, un desperdicio de recursos. Es un círculo vicioso", subrayó.
Ante esta situación, el sindicalista aludió al bajo nivel del sistema educativo, ya que "nuestros profesores universitarios e investigadores se fueron a trabajar al extranjero debido al bajo nivel de los salarios". "Pero hace falta además que los salarios vuelvan a subir. De lo contrario, los jóvenes continuarán optando por otros planes de carrera laboral más gratificantes", afirmó.
El sindicalista recordó que "las corrientes migratorias dan lugar a que se cometa todo tipo de violaciones de los Derechos Humanos" e hizo alusión a las mujeres, que siguen "dejándose convencer por intermediarios que les mienten ofreciéndoles empleos respetables en Occidente.
Pero una vez atravesada la frontera, quedan atrapadas en redes mafiosas, se les saca su documentación, se las priva de libertad, se las convierte en esclavas y se las obliga a trabajar como prostitutas". "Queremos participar en la lucha contra esta trata pero reconocemos que para nosotros es algo totalmente nuevo", se lamentó.
Por otro lado, Kravchyk recordó el acuerdo de cooperación firmado el pasado mes de mayo entre el Sindicato de Trabajadores Agroindustriales de Ucrania (AWUU) y la Federación Unificada de Trabajadores de Dinamarca (3F), para que los emigrantes ucranios que trabajan en el campo tengan "las mismas ventajas y protecciones en lo referente a salarios, horarios, condiciones de trabajo y seguridad social (enfermedad, embarazo, etc) que los trabajadores daneses".
De cara al futuro, el sindicalista recordó que están trabajando con el sindicato italiano CISL para crear oficinas regionales donde los emigrantes obtengan información sobre las posibilidades de trabajo existentes en Italia, así como sus derechos y obligaciones. "No serían agencias de contratación pero la experiencia sindical posibilitaría principalmente reconocer las posibilidades de trabajo decente", concluyó Kravchyk.
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