
Madrid, 29 dic (EFE).- El aeropuerto de Madrid-Barajas vive un fin de año complicado, que comenzó hace apenas 10 días con una nevada, continuó con miles de pasajeros en tierra por el cierre de Air Comet y en las últimas horas, los controladores aéreos ya "prevén" que habrá demoras.
Hoy mismo, su sindicato, la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA), ha advertido de que la plantilla en los aeropuertos españoles, y en especial en Madrid-Barajas, es insuficiente y que cualquier incidente que se pueda producir excede de su responsabilidad.
Aena ha explicado a Efe que, en una organización más eficiente de los recursos, 16 controladores es un número "más que suficiente" para controlar el tráfico diario de Barajas, con cuatro pistas que hoy están operativas sin que se registren mayores demoras, y "sólo si hay bajas premeditadas habrá problemas".
Ayer, USCA, que negocia actualmente un nuevo convenio y que agrupa a más del 95 por ciento de los 2.400 controladores aéreos españoles, ya "preveía" problemas de retrasos en los próximos días en Madrid.
Pero el ministro de Fomento, José Blanco, confiaba en llegar a un acuerdo con los controladores para firmar un nuevo convenio antes del uno de abril, y recordaba en declaraciones ayer a la SER que los controladores son un sector que gana de media 370.000 euros al año, lo que supone el doble de lo que percibe un homólogo en Europa, 150.000 euros.
Por si fuera poco, el diario la Gaceta de los Negocios abría hoy su primera página con la noticia de que el Sindicato Español de Pilotos Aéreos (SEPLA) se está planteando convocar una huelga a partir del próximo 5 de enero.
Pero Fuentes de SEPLA han desmentido a Efe esta información.
(Los pilotos negocian actualmente con Fomento las horas de descanso que deben tomarse tras una serie determinada de horas de vuelo).
De ser cierta esta última noticia podría poner de nuevo en serios aprietos al aeropuerto de la capital española, que con más de 50 millones de pasajeros y de 470.000 operaciones al año ocupa el undécimo lugar del mundo.
Atrás queda ya el lunes negro, día 21 de diciembre, cuando a primera hora de la mañana la nevada caída sobre Madrid obligó a cerrar dos pistas, cancelar cerca de 240 vuelos y dejar en tierra a miles de pasajeros.
Este mismo día la aerolínea española, propiedad del presidente de la patronal española, Gerardo Díaz Ferrán, echaba el cierre y dejaba en tierra a casi 7.000 viajeros, muchos de ellos inmigrantes latinoamericanos que habían comprado billetes para viajar a sus países durante las fiestas navideñas.
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