El Gobierno de EEUU anunció en Nochebuena el levantamiento del tope al dinero que puede inyectar en las hundidas hipotecarias semipúblicas Freddie Mac y Fannie Mae, que se encontraba en 200.000 millones de dólares. La Fed remunerará los depósitos de los bancos para ir drenando la liquidez.
Ninguna de ellas se encuentra cerca de esa cifra -Freddie ha recibido 51.000 millones y Fannie, 60.000-, pero este cheque en blanco sirve para "eliminar las incertidumbres sobre el compromiso del Tesoro para apoyar a estas firmas dado su papel vital en el mercado inmobiliario durante esta crisis", según sus propias palabras.
La reacción en bolsa ayer fue espectacular: Fannie se disparó el 21% y Freddie, el 27%. Inicialmente, la reacción de los analistas fue de perplejidad, puesto que nadie piensa que las hipotecarias vayan a necesitar todo ese dinero. De hecho, en marzo de 2009 el Gobierno estimó que el rescate costaría 389.000 millones (entre las dos) y, desde entonces, los precios de la vivienda se han estabilizado e incluso han empezado a subir en algunas zonas.
Pasada la sorpresa inicial, ahora la explicación que encuentran los expertos es que el Gobierno se da a sí mismo más flexibilidad para adoptar acciones más agresivas para sostener el mercado inmobiliario. Bose George, analista de Keefe, Bruyette & Woods, sugiere una potenciación de un programa ya en vigor llamado Home Affordable Modification Program (HAMP) para presionar hacia una reducción del principal pendiente en las hipotecas garantizadas por Fannie y Freddie (alrededor de la mitad de las que hay en EUU).
Hasta ahora, el HAMP ha tenido bastante poco éxito en los embargos, de ahí que el Gobierno quiera aprobar una versión aumentada del mismo. Ahora bien, las reducciones del principal son polémicas porque dejan a los bancos con grandes pérdidas y reducen su capital. El sector prefiere otras modificaciones que reduzcan los pagos de intereses, como ampliar el plazo de amortización (algo en lo que los españoles somos campeones del mundo).
En el caso de las hipotecas garantizadas por Fannie y Freddie, el efecto sería el mismo: mayores pérdidas y daños en el capital, pero ahí es donde llegará el Tesoro para inyectar más dinero y compensar ese impacto, según George. Por otro lado, las titulizaciones hipotecarias que poseen otras firmas ya cotizan con grandes descuentos, por lo que las reducciones de principal no tendrían demasiado impacto en este mercado.
Por otro lado, Fannie y Freddie no tendrán que recortar su cartera de préstamos en 2010 como el Gobierno les había obligado en un principio (en un 10% anual), lo cual es otra señal de que el Ejecutivo de Obama está dispuesto a lo que sea para sostener estas firmas y para ayudar a la recuperación del mercado inmobiliario, que es el objetivo último de estas medidas.
Eso en principio son buenas noticias, pero también tiene una lectura negativa. Y es que, a pesar de los signos de estabilización del mercado, la crisis es demasiado grave y hace falta una recuperación muy importante para que las hipotecarias, los bancos y los millones de hipotecados empiecen a levantar cabeza. Algo que es todo un aviso para navegantes para países como el nuestro, donde los precios de los pisos casi ni han empezado a bajar, y en todo caso las caídas están a años luz de las que se han visto en EEUU.