Es difícil que los analistas encuentren compañías tan visibles como son los gestores del sistema gasista y eléctrico español: Enagás y Red Eléctrica. Como la remuneración de su negocio es fija, porque la establece el Estado, el incremento de sus beneficios depende de las inversiones que realicen en capacidad de red.
Es decir, que para crecer les basta con mejorar o poner en marcha instalaciones. Así que cuando una se aprieta el cinturón, irremediablemente se provoca que lleguen revisiones a la baja en las expectativas de beneficio. Éso es exactamente lo que ha hecho Enagás.
La compañía anunció el 27 de octubre, en su presentación de resultados, que el año que viene en vez de invertir 900 millones en mejorar y ampliar la red, destinará 700 millones -el dinero que dedique a posibles adquisiciones queda fuera de este presupuesto-. La noticia no pilló por sorpresa. "Era algo que el mercado ya estaba esperando desde hace tiempo", explica Nicolás Fernández, director de análisis de Banco Sabadell.
Consecuencias negativas
Sin embargo, la confirmación ha traído una serie de consecuencias negativas para el valor: se ha consolidado el recorte de valoraciones por parte de los analistas, así como que se han acelerado las revisiones a la baja en las previsiones de beneficio tanto para 2010, 2011 como 2012, que son un 3,4, 2,59 y 7,71% inferiores a las que se manejaban a comienzos de 2009 y que se han ido contrayendo progresivamente a lo largo del ejercicio.
No obstante, en bolsa sus acciones suman un 1,11% desde esa fecha, aunque la media de analistas han variado su recomendación desde comprar hasta mantener. El distinto comportamiento de los títulos y las valoraciones de los expertos podría responder a que el parqué está mirando más hacia el largo plazo que hacia el corto.
Enagás ha emplazado a los expertos para que esperen al año que viene -previsiblemente a fechas cercanas a la presentación de resultados del primer trimestre de 2010- para que presente su plan de inversiones revisado, si bien el mercado entiende que el objetivo hasta 2012 se quedará en unas inversiones anuales de 700 millones de euros, pero también que podría mantener ese ritmo de gasto más allá.
Fuentes de mercado indican que la declaración del presidente, Antonio Llardén, afirmando que lo que sufren las inversiones es una "planificación deslizante", podría indicar que ese ritmo de utilización de recursos persistirá más allá de 2012; que es algo que no se esperaba, ya que los expertos calculaban que a partir de 2013 sólo destinaría a crecer por esta vía alrededor de 500 millones.
Retrasar su crecimiento
De confirmarse esa expectativa, lo que estaría haciendo Enagás es retrasar su crecimiento. Su director de relaciones con inversores, Antonio Velázquez, explica que la reducción del plan de inversiones está muy relacionado con la caída de la demanda por parte del sector industrial, que genera un 50% del consumo total -una consecuencia evidente de la crisis económica que atraviesa España- y que "no se suspende ningún proyecto, sólo se retrasa en el tiempo", apostilla Velázquez.
Indica, asimismo, que unas menores inversiones tendrán también un efecto positivo porque aminorarán el crecimiento de la deuda. El objetivo de la compañía es no superar los 4.400 millones de euros de deuda. Los expertos pronostican que finalizará este año con 2.900 millones pendientes de pago; 3.300 millones en 2010 y que la cifra se colocará en 3.500 millones un año después.