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Opel: General Motors prevé 10.000 despidos, sorpresa e ira en Europa

El constructor automotor estadounidense General Motors estimó el miércoles que habrá 10.000 despidos en Opel, el fabricante europeo que resolvió no vender en una decisión que generó críticas y sorpresa en Europa, con una Alemania particularmente molesta.

Arguyendo una mejor "salud financiera" y "la importancia de Opel/Vauxhall" para su estrategia internacional, GM anunció el martes que decidió finalmente conservar Opel --que emplea actualmente 50.000 personas en Europa--, tras negociar durante meses su venta al consorcio Magna/Sberbank.

El grupo norteamericano ahora quiere reestructurar Opel por sí mismo y su vicepresidente, John Smith, declaró el miércoles que General Motors busca reducir los costos de su filial en un 30%, lo que se traducirá en unas 10.000 supresiones de empleo.

Opel produce en Alemania, donde trabajan la mitad de sus asalariados, así como también en España, Bélgica, Polonia y el Reino Unido, bajo la marca Vauxhall.

De su lado, la Casa Blanca reiteró el miércoles que es ajena a la decisión del constructor, anunciada el mismo día de una visita a Washington de la canciller Angela Merkel. El Estado norteamericano posee más de 60% del capital de GM, pero dice con frecuencia que no se involucra en la gestión diaria de la empresa.

La marcha atrás de General Motors es considerada como definitiva por Alemania. La canciller Angela Merkel había presionado con fuerza, en plena campaña electoral alemana, para la venta de Opel a Magna.

Sin embargo, Alemania tiene la intención de pedir aclaraciones a Estados Unidos.

"La conducta de General Motors es absolutamente inaceptable", en particular "respecto a los trabajadores a ocho semanas de Navidad", consideró el ministro federal de Economía, Rainer Brüderle.

Fuera de Alemania, los gobiernos británico, donde GM Europa produce bajo la marca Vauxhall, y el de la región belga de Flandes parecían mucho más moderados.

Ambos no excluyeron una participación financiera en el plan de reestructuración de Opel versión General Motors.

El Reino Unido, que cuenta con 4.700 asalariados de GM Europa, anunció "querer trabajar estrechamente con GM", y no descartó inyectar dinero en una restructuración. El mayor sindicato del país, Unite, saludó "una decisión fantástica".

La sorpresa reinaba en España, donde el ministro de Industria Miguel Sebastián se mostró dispuesto a negociar con GM, y en Rusia.

Este último país no tiene sitio de producción, pero el banco semipúblico Sberbank era el socio financiero de Magna en esta operación. Los socios procederán a un "análisis jurídico" de la decisión, advirtió el portavoz del primer ministro Vladimir Putin.

Ahora, son "imaginables" el cierre de plantas en Bochum (4.800 trabajadores), Kaiserlautern (3.300) y Eisenach (1.650), así como también en Amberes, en Bélgica, y en Ellesmere Port (Reino Unido), estimó Ferdinand Dudenhöffer, especialista del automóvil en la universidad de Duisburgo.

Los sindicatos fueron, en particular, los que más manifestaron su inquietud por el destino de los casi 55.000 trabajadores europeos de General Motors, la mitad de ellos en cuatro plantas alemanas.

GM evaluó en 3.000 millones de euros el costo de la restructuración que ha previsto.

Los trabajadores han organizado manifestaciones en las plantas alemanas el jueves y un movilización europea a partir del viernes, declaró Armin Schild, representante del poderoso sindicato alemán IG Metall ante el consejo de vigilancia de Opel.

El presidente de IG Metall, Berthold Huber, estimó "difícil de imaginar que GM pueda encontrar la vía de una solución durable" después "de años de errores de gestión de GM que pusieron a Opel en una situación difícil".

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