
Las economías desarrolladas se van recuperando, y aunque el crecimiento aún es anémico, permite a las autoridades monetarias a ir diseñando las estrategias de salida para sus políticas expansivas.
En este sentido la Fed ha finalizado el programa de compra de bonos del Tesoro de 300.000 millones de dólares, cuyo objetivo era reducir los costes del crédito y reactivar la vivienda. El Banco de Japón ha movido ficha al anunciar que no extenderá la compra de deuda pública más allá de 2009. Subir los tipos en Occidente son palabras mayores.