La apuesta por un dólar fuerte de las autoridades estadounidenses es pura retórica, según el Nobel de Economía Joseph Stiglitz, quien pronostica que "lo más probable" es que el billete verde siga de capa caída. "Los políticos no deciden los tipos de cambio y los discursos tampoco lo hacen", señaló.
Las fluctuaciones de los tipos de cambio han centrado parte de los debates en la reunión entre el FMI y el Banco Mundial que se celebra en Estambul (Turquía). Allí parece reinar el consenso en que la volatilidad cambiaria es contraproducente para la incipiente mejoría que se vislumbra en la economía global.
Geithner, ¿con un dólar fuerte?
El asunto preocupa sobre todo a los países europeos, que temen el efecto adverso que la debilidad del dólar frente al euro pueda tener sobre las exportaciones de los páises pertenecientes a la eurozona.
Precisamente, las quejas públicas desde Europa originaron la reacción la semana pasada del secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, quien afirmó que a EEUU le interesa "un dólar fuerte", una declaración que fue bien recibida por las autoridades de la Unión Europea (UE).
Sin embargo, el Nobel de Economía estadounidense cuestiona que a Washington le interese que suba el valor de su divisa y asegura que se trata de una simple declaración política. "Un dólar fuerte perjudicaría a nuestro sector exportador, que ya ha sufrido un montón", explicó el economista, quien señaló que factores como el elevado déficit estadounidense hacen prever que el valor de la moneda seguirá bajo.
Stiglitz no cree que un déficit elevado sea malo por principio, siempre y cuando el dinero se invierta de forma inteligente y haya resultados que mostrar.
Malgastar dinero
El problema, en su opinión, en el caso de Estados Unidos es que el dinero se ha derrochado y ha ido a causas como el rescate multimillonario de los bancos y a sufragar guerras como la de Afganistán. "Me preocupa que malgastemos tanto dinero", manifestó el economista de la Universidad de Columbia.
Insistió en que en lugar de invertir 700.000 millones de dólares en ayudar a los banqueros, EEUU pudo haber destinado parte de ese dinero en ayudar a los países en desarrollo, lo que a su vez habría estimulado la demanda global. "Los 700.000 millones que dimos a los bancos muestran que podríamos permitirnos ayudar a los países en desarrollo. Elegimos no hacerlo pero podríamos si quisiéramos", añadió.
Un número creciente de expertos cuestiona la supremacía del dólar y la propia continuidad a largo plazo de la superioridad que durante las últimas décadas ha ejercido Estados Unidos en el contexto económico internacional.
El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, dio la semana pasada la voz de alerta al señalar que Washington no podía dar por hecho que el dólar mantendría indefinidamente su estatus de divisa reserva internacional. Stiglitz respalda esa teoría y recomienda abrir un debate multilateral sobre las alternativas.
Debate abierto
Economistas como Kenneth Rogoff, de la Universidad de Harvard (EEUU), considera que es un debate que los países emergentes deben mantener abierto. "Creo que es algo que a las naciones en desarrollo les conviene plantear porque sería deseable tener un sistema financiero internacional más multipolar, sobre todo debido al creciente déficit estadounidense", señaló Rogoff, quien aventuró que la próxima gran crisis financiera será la de "los déficit públicos".
Los datos muestran, por lo demás, que el proceso de diversificación de reservas por parte de los bancos centrales es ya una realidad. Así, un informe publicado la semana pasada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) mostró que los bancos centrales de todo el mundo acumularon menos dólares durante el segundo trimestre de 2009 que en ningún otro momento de la última década y que incrementaron su tenencia de euros.