Bolsa, mercados y cotizaciones

Lehman Brothers: una quiebra histórica, controvertida y decidida de urgencia

En la mañana del lunes 15 de septiembre de 2008, el venerable banco de inversiones estadounidense Lehman Brothers sorprendió al mundo con el anuncio de su quiebra, tras un fin de semana de negociaciones de alto nivel, dando una cruda imagen de la crisis financiera.

La caída de una institución que tenía 158 años de existencia fue precipitada por su incapacidad para refinanciarse tras la crisis de los "subprimes", colocaciones adosadas a préstamos hipotecarios y del crédito. Lehman no logró captar fondos en el mercado a comienzos de septiembre, pese a la promesa de anunciar a la mayor brevedad "iniciativas estratégicas".

En ese contexto, su valor bursátil había caído 90% en un año, por debajo de los 2.500 millones de dólares: menos de lo que valía Bear Stearns cuando este otro pilar de Wall Street fue salvado de la quiebra en marzo de 2008, al ser adquirido por su rival JPMorgan con el apoyo de Washington. El viernes 12, Lehman cayó 13,5% en la Bolsa de Nueva York. En la Casa Blanca se afirmaba que el Tesoro "sigue de cerca a los mercados y permanece en contacto con sus operadores".

Así comenzó un fin de semana maratónico. Tim Geithner, entonces presidente del banco de la Reserva Federal de Nueva York, reunió en su sede a los principales banqueros de la plaza, para decidir el destino de Lehman. El secretario del Tesoro y el presidente del organismo regulador bursátil (SEC) también estaban presentes.

Los potenciales compradores estaban poco convencidos. Bank of America prefería comprar otro banco de inversiones de Wall Street, Merrill Lynch. El británico Barclays remoloneaba y favorecía una ayuda federal, similar al plan Bear Stearns. La SEC afirmaba que el objetivo era "proteger a los clientes de Lehman y mantener el orden en los mercados". Pero el muy escuchado ex presidente de la Fed, Alan Greenspan, declaró entonces que no había que "tratar de proteger a todas las grandes instituciones financieras".

La quiebra de un gran banco "en sí no es un problema", afirmó. "Todo depende de como se realice la liquidación". Las negociaciones fracasaron poco después de las 01H00 de la madrugada del lunes. En la mañana, Lehman se acogió a la ley de quiebras ante un tribunal neoyorquino y sus empleados se agolpaban a las puertas de la sede del banco en pleno corazón de Manhattan.

En plena campaña presidencial, los políticos buscaron tranquilizar a la opinión pública. El entonces presidente George W. Bush se declaraba "confiado en la flexibilidad y resistencia de los mercados financieros y en su capacidad para enfrentar esos ajustes". El secretario del Tesoro, Henry Paulson, consideraba que el sistema bancario era "sano" y tranquilizaba a los estadounidenses sobre la seguridad de sus cuentas bancarias.

Pero el candidato demócrata Barack Obama criticó a la política puesta en práctica durante ocho años por los republicanos, que "nos llevaron a la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión", exigiendo una "reglamentación que proteja a los inversores y a los consumidores". Su adversario republicano John McCain, fiel a su credo liberal, se congratulaba por el contrario de "que la Reserva Federal y el Departamento del Tesoro hayan asegurado que no utilizarían el dinero de los contribuyentes para salvar a Lehman".

"No teníamos los poderes" necesarios para reflotar a Lehman, clamaría un mes más tarde el entonces secretario del Tesoro Henry Paulson. Sin embargo, ante el pánico generado en los mercados mundiales por el abandono de Lehman, las autoridades dieron marcha atrás: el 16 de setiembre, nacionalizaron de facto la aseguradora AIG para evitarle la quiebra, iniciando una serie de intervenciones en el capital de instituciones financieras.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky