
Los reguladores de los mercados estadounidenses podrían pagar a los chivatos que proporcionen información sobre fraudes, según uno de los oficiales que investiga los errores que cometió la SEC y que le llevaron a fallar en la detección de la estafa cometida por Bernard Madoff. La exigencia de mayor transparencia puede sumir a los bancos en el secretismo.
David Kotz, inspector general de la SEC, afirmó que las recompensas económicas proporcionarían un "incentivo necesario" para que los ciudadanos se animen a presentar quejas sobre posibles actividades ilegales. Según Kotz, hay evidencias de que programas similares puestos en marcha en su día por el Departamento de Justicia han resultado efectivos.
"Pese a que el sistema de recompensas económicas ha existido en la SEC durante más de 20 años, lo cierto es que se ha utilizado en muy contadas ocasiones", explica el inspector. El modelo actual, que sólo se aplica en casos de insider trading y para juzgar regalos inapropiados, tiene unos criterios muy vagos.
Las propuestas de Kotz se reflejan en una carta enviada a Paul Kanjorski, director del subcomité de mercados de capitales del House Financial Services (comisión del Congreso encargada de los servicios financieros), que está colaborando con las autoridades para reformar la regulación del sector bancario.
Críticas y propuestas de enmienda
Desde que fue incapaz de pararle los pies a Madoff, la SEC ha recibido una avalancha de críticas. Sobre todo, teniendo en cuenta que durante casi una década el gestor Harry Markopolos, competidor del ex presidente del Nasdaq, presentó reiteradas y creíbles denuncias ante la institución, que ésta desoyó.
Las recomendaciones de Kotz, entre las que figura un premio económico a toda denuncia que resulte ser cierta y lleve al autor del fraude a juicio, refuerzan las propuestas del Tesoro estadounidense y la SEC de optimizar el uso de las miles de quejas formales y soplos que llegan todos los años a las oficinas del regulador. Otra de sus ideas más polémicas giran en torno a las propuestas de mayor regulación de los hedge funds, sobre todo la obligación de que usen un "custodio independiente", para mantener cada una de las inversiones en cuentas separadas.