Después de 80 años de unión, la estadounidense General Motors (GM) se prepara para perder el control de su marca alemana Opel, que se convirtió con el correr del tiempo en la punta de lanza para su desarrollo en Europa.
El gobierno alemán logró, durante la noche del viernes al sábado, alcanzar un acuerdo con la autopartista canadiense Magna, respaldada por capitales rusos, para salvar a Opel.
Este giro es histórico, tanto para los empleados de Opel como para GM, que había integrado la marca alemana y le había confiado uno de sus grandes centros de investigación y desarrollo en el mundo, especializado entre otras cosas en los motores.
Cuando GM adquiere durante la Gran Depresión de 1929 la fábrica creada por Adam Opel en 1862, ésta última fabricaba más que nada bicicletas, sector en el que reivindicaba el primer lugar en el mundo y máquinas de coser.
Opel se había lanzado en la producción de automóviles en 1898. En 1906 causó gran sensación la salida de sus talleres del automóvil número 1.000.
Opel se convirtió luego en la proveedora de la corte del emperador Guillermo II. Pero, sobre todo, son los pequeños modelos producidos por el constructor lo que aseguran su éxito.
General Motors, que vio en Opel la marca faro para su extensión en Europa, concentró su producción únicamente en los automóviles. Con los estadounidenses la producción en serie se impuso rápidamente. La 'Kadett', pequeño modelo familial, se convirtió en la más vendida.
Durante la guerra, Opel produjo principalmente camiones 'Blitz' para el ejército. Después de 1945, los aliados la obligaron a concentrarse en la producción de heladeras.
Hasta principios de la década de 1950 no se abocará nuevamente a la producción de vehículos. Doce años después se comercializó una nueva versión de la 'Kadett', alternativa al 'escarabajo' de Volkswagen y destinada también a la mayor cantidad de gente posible.
El comienzo de la década de 1970 son los años de oro para Opel, que conquistó el 20% del mercado alemán. Pero Volkswagen puso fin a su dominio lanzando su pequeño vehículo familiar, el Golf. Opel no se recuperó nunca. Su diversificación en la alta gama, con Omega, e incluso los vehículos deportivos, con Tigra, fracasó. Los problemas de calidad afectaron su reputación.
En 2001, afectada por su casa matriz, se la somete a una ruda reestructuración. Logró alzar la cabeza fuera del agua principalmente por dos pequeños modelos: el Corsa y el Astra.
Pero en los últimos meses, el constructor tuvo algunos éxitos, entre otros con el nuevo modelo Insignia, designado como el coche europeo del año 2009, y presentando en el último salón del automóvil en Ginebra su vehículo eléctrico Ampera.