
Sao Paulo, 2 mar (EFE).- El vendaval financiero que sacudió hoy a las bolsas globales llegó a Sao Paulo en forma de huracán para desvencijar los muebles de la mayor plaza de América Latina, que hoy cerró con una caída del 5,10% y 36.234 puntos, el mínimo anual del índice Ibovespa.
El parqué paulista sufrió uno de los peores batacazos en los últimos meses y los destrozos más graves quedaron precisamente entre los papeles de las mayores empresas que componen el selectivo, la petrolera estatal Petrobras, la minera Vale y el banco Itaú, que movieron casi la mitad del volumen de negocios entre las tres.
El origen de la tormenta estuvo en el anuncio de despidos y el recorte de más del 70% de los beneficios del mayor banco de Europa, el británico HSBC, y por las desproporcionadas pérdidas de la aseguradora estadounidense AIG, que reportó unos números rojos de 99.289 millones de dólares en 2008.
Ante tal panorama, los inversores brasileños optaron por retirar sus fondos del volátil mercado de acciones y ponerlos a mejor recaudo, lo que llevó a cerrar en rojo a 65 de los 66 títulos que componen el Ibovespa.
Uno de los destinos más buscados por los inversores fue el mercado cambiario, considerado más seguro, y que hoy experimentó una fuerte oscilación, con una caída del real brasileño del 3,03% frente al dólar, que cerró en 2,440 reales para la compra y 2,442 para la venta, en el tipo de cambio comercial.
La inestabilidad se extendió a los mercados de materias primas, con fuertes caídas del petróleo y de los metales, lo que afectó a Petrobras y Vale, que respiran al ritmo de las variaciones de sus productos de exportación.
Las acciones preferenciales de la petrolera, las más negociadas, bajaron el 5,22% y los papeles ordinarios perdieron el 6,17% en una jornada en la que el crudo bajó en torno al 10%.
Los papeles preferenciales de Vale, segundos más vendidos en la jornada, se descolgaron el 5,88%.
El mayor batacazo correspondió a los papeles preferenciales del banco Itaú, que perdieron el 7,09%, demostrando la poca confianza del mercado en las entidades financieras locales, a pesar de que están mostrando mejores resultados que los gigantes europeos y estadounidenses.
En total, se cerraron 249.140 negocios, en los que se movieron 3.631 millones de reales (1.486 millones de dólares), un volumen inferior al promedio anterior a la crisis, lo que es síntoma de la ausencia de inversores extranjeros en el corro brasileño.