LONDRES, 29 ene (Reuters) - La oferta de Santander para compensar a sus clientes particulares por las pérdidas relacionadas con el escándalo del financiero estadounidense Bernard Madoff tiene un riesgo calculado por el primer banco español y por su presidente, Emilio Botín.
Por Alexander Smith
Botín, creador del mayor banco de la eurozona mediante su habilidad para sellar acuerdos, piensa que es mejor lograr un pacto financiero rápido que arriesgarse a un litigio largo que pueda afectar la reputación del SANTANDER (SAN.MC)y manchar su marca.
El peor escenario para Botín, que en el pasado ya ha afrontado varias demandas, sería el tener que compensar a sus clientes por las pérdidas, además de sufrir los costes y distracciones de una disputa legal.
Los particulares que invirtieron en la gestora de hedge funds del Santander Optimal Investment Services han recibido una oferta de unos 1.380 millones de euros en participaciones preferentes del banco.
Las participaciones, que el banco entregará como compensación, devengarán un interés anual del dos por ciento y tendrán una opción de amortización anticipada para el emisor (call) a los 10 años de la fecha de emisión.
Esto representará un coste para el Santander de unos 500 millones de euros antes de impuestos, íntegramente provisionados en los resultados de 2008. Este coste se basa en un valor teórico de mercado actual para las participaciones preferentes, que cotizarán en España.
Santander ha dicho que sus clientes, principalmente en Latinoamérica, tenían una exposición de unos 2.330 millones de euros a Madoff a través de Optimal.
Los afectados deben decidir ahora si aceptan la oferta, que Santander sostiene se basa puramente en consideraciones de negocio y en el deseo de mantener buenas relaciones con los clientes, o se plantan y buscan una reparación legal, algo que están intentando con la presentación de una demanda colectiva en el estado de Florida, en EEUU.
El Santander ofreció el año pasado compensar a clientes del banco Banif, de su propiedad, que habían perdido millones de euros con productos relacionados a la quiebra de Lehman Brothers.
El banco de origen cántabro está considerando emprender sus propias acciones legales en relación al presunto fraude Madoff, lo que pone de relieve las complejidades de las posibles demandas y contrademandas.
Las causas relacionadas con el caso Madoff y el colapso de Lehman podrían dilatarse durante años en los tribunales, pasando por diferentes jurisdicciones, dañando la imagen de grandes entidades financieras y consumiendo miles de millones de dólares en costes legales.
Basta recordar los escándalos de Enron, Parmalat o BCCI para tener una idea de la complejidad, los gastos y la incertidumbre que el caso puede llegar a generar.
En todo el mundo, los asesores financieros han recibido demandas de sus clientes para obtener compensaciones, abundan las acusaciones de negligencia, los bancos emprenden acciones legales entre sí y los auditores se preparan para juicios interminables.
LO TOMAS O LO DEJAS
A los clientes no se les ofrece una compensación por las ganancias que hubieran obtenido desde que invirtieron por primera vez a través del banco sino, simplemente por las aportaciones realizadas.
Y los grandes inversores institucionales no recibirán un solo céntimo, ya que el Santander argumenta que deberían haber sido conscientes de los riesgos que corrían.
Esto aún deja al Santander expuesto a acciones legales por parte de estos inversores, por lo que es lógico pensar que confía en que una batalla legal con los llamados inversores profesionales sería más sencilla que con los particulares.
Conviene recordar que el Santander no está aceptando ninguna responsabilidad asociada a la 'solución' que propone. Reitera claramente que actuó en todo momento con la diligencia debida en la gestión de las inversiones de sus clientes en el fondo Optimal.
No sería la primera vez que Botín se enfrenta a un juicio, habiendo protagonizado dos de alto perfil contra él en España, con resoluciones que tardaron varios años en ambos casos.
Aunque las demandas fueran finalmente desestimadas, Botín conoce de sobra el tiempo y el dinero que consumen, así como la mala publicidad que generan, tanto en lo personal como en lo corporativo.
Aunque la amenaza de acciones judiciales en relación con el caso Madoff añadió presión bajista a las acciones de Santander, el orgullo de Botín por un banco con una capitalización de 46.000 millones de euros en el que su familia posee cerca de un 2 por ciento, tendrá un lugar preferente en su deseo de poner punto y aparte a este escándalo.
(Traducido por Feliciano Tisera)
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