Por Orhan Coskun y Ercan Gurses
ANKARA (Reuters) - Turquía se enfrenta a la perspectiva de semanas de inestabilidad política, después de que el partido gobernante AKP perdiese su mayoría parlamentaria en las elecciones del fin de semana, propinando un revés a las ambiciones del presidente turco, Recep Tayip Erdogan, de asumir nuevos poderes más amplios.
En lugar de la mayoría de dos tercios que buscaba para cambiar la Constitución y crear una nueva república presidencialista, el Partido oficialista no logró siquiera una mayoría simple, aunque siguió siendo el más votado.
El resultado augura semanas de incertidumbre, ya que los partidos aspiran a formar una coalición y adelantar posiblemente las elecciones.
El resultado podría provocar algo de autocrítica en el AKP, el movimiento político dominante en Turquía durante más de una década, donde -gracias al apoyo de Erdogan- los conservadores religiosos ganaron relevancia en los últimos años a expensas de los elementos liberales y de centroderecha.
Erdogan, duro en los ataques a sus rivales, a los que acusó en el pasado de traicionar a Turquía, pareció conciliatorio en sus primeros comentarios tras los comicios, un fuerte contraste frente a sus apariciones triunfalistas tras las recientes elecciones locales y presidenciales.
"La opinión de nuestra nación está por encima de todo lo demás", afirmó. "Creo que los resultados, que no dan oportunidad a ningún partido de formar un gobierno con un partido único, serán analizados de forma sana y realista por cada partido".
El resultado podría preocupar a Occidente, que ve a este país miembro de la OTAN como una importante zona de estabilidad política en la frontera con Siria, Irak e Irán.
Cerca de dos millones de refugiados sirios viven ahora en campamentos turcos, los militantes de Estado Islámico rondan las fronteras del país y Estados Unidos mantiene una base aérea en Incirlik, en el sureste de Turquía.
La incertidumbre provocó también una fuerte liquidación de activos turcos, resucitando en algunos los recuerdos de gobiernos de coalición cortos y frágiles que dañaron la economía en los años 90 y provocaron una serie de golpes militares en la segunda mitad del siglo XX.
La lira turca alcanzó un mínimo récord de 2,8 frente al dólar, el índice de la Bolsa de Estambul cayó un 8 por ciento y el rendimiento de los bonos a 10 años subió hasta cerca del 10 por ciento.
Erdogan, el líder moderno más popular de Turquía, si bien no está acostumbrado al compromiso y la negociación, esperaba que una victoria arrolladora le permitiera cambiar la Constitución y crear una presidencia más poderosa, al estilo de Estados Unidos.
El descenso del apoyo al presidente y al AKP podría tener varias causas.
Algunos votantes pueden estar desilusionados por el tono cada vez más beligerante de Erdogan, otros desconfían de sus planes de acumular más poder o se alarmaron por los recientes escándalos de soborno alrededor del Gobierno, que Erdogan describió como intentos de derrocarlo.
También fue decisivo el éxito de un partido opositor prokurdo que hizo campaña con una amplia agenda izquierdista y consiguió entrar en el Parlamento.
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