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ANÁLISIS-Obama, combativo en su segundo mandato, afronta riesgos

WASHINGTON (Reuters) - A solo dos semanas de su segunda toma de posesión, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, actúa como si creyera que tiene un gran mandato para su segundo y último cuatrienio en el poder. La última señal: su decisión de desafiar una campaña concertada contra su candidato a secretario de Defensa.

El presidente demócrata, reelecto en noviembre, mostró una actitud más combativa durante el drama sobre el "abismo fiscal" de final de año, aprovechando la confusión en las filas republicanas que puso de manifiesto el mal funcionamiento legislativo de Washington.

Obama también adoptó una estrategia de mano dura en su determinación de reforzar los controles para acceder a las armas tras la masacre del mes pasado en un colegio en Newtown, Connecticut.

Esta actitud refleja el aumento de confianza de un presidente que, sin tener que optar ya a una reelección, se siente más libre para enfrentarse al nuevo Congreso. Su primer mandato estuvo marcado por las quejas de su base liberal de que fue demasiado conciliador con los republicanos.

Algunos críticos dicen que ahora Obama se arriesga a pasarse cuando debería estar construyendo puentes hacia los republicanos para resolver el próximo enfrentamiento presupuestario.

Su última decisión llegó el lunes, cuando escogió a Chuck Hagel como secretario de Defensa, una opción que podría desatar reticencias en el Senado ante las críticas que ha recibido el antiguo senador republicano por cómo votó en cuestiones relacionadas con Israel e Irán.

La negativa de Obama a ceder ante los detractores de Hagel, entre los que hay grupos pro-israelíes, neoconservadores e incluso algunos compañeros republicanos, mostró que el presidente no permitirá que vuelva a fracasar el nombramiento de un alto cargo del Gobierno.

Susan Rice, su primera opción para embajadora de Estados Unidos ante la ONU, retiró su candidatura para secretaria de Estado el mes pasado después de recibir fuertes críticas de algunos congresistas republicanos por sus declaraciones sobre el ataque contra la legación estadounidense en la ciudad libia de Bengasi en el que murió el embajador estadounidense en aquel país.

Un antiguo asesor de Obama dijo a condición de no ser identificado, que esta es una ocasión de establecer un indicador claro para su segundo mandato - "Se acabó el Señor Majo, se acabó el parecer blandengue" - tanto para amigos como para enemigos.

"Claramente este es un presidente que se siente en cierto modo sin las trabas de la política electoral, que cree que tiene un capital político que invertir y que no va a perder el tiempo sobre ello", declaró el analista político de la Universidad Fordham de Nueva York Costas Panagopoulos.

La Casa Blanca confía en que Hagel supere la tormenta y logre el apoyo del Senado, donde hay mayoría demócrata. Además, los candidatos para puestos relacionados con la seguridad raramente se rechazan.

Pero el estratega republicano John Feehery dijo que el presidente está apostando fuerte y podría perder, sobre todo ante la resistencia entre algunos demócratas hacia Hagel, un republicano moderado e independiente que estuvo de acuerdo con Obama en el Senado en su oposición a la guerra en Irak.

"Los presidentes tienden a excederse en ocasiones. La duda es si este es uno de esos casos", afirmó.

ENFRENTAMIENTO POR TECHO DE DEUDA

La candidatura de Hagel llega poco después del acuerdo alcanzado en Año Nuevo que evitó una calamidad económica, con la entrada en vigor de fuertes subidas de impuestos y recortes del gasto público.

El acuerdo supuso una victoria para Obama, que durante la campaña prometió afrontar los problemas presupuestarios en parte con una subida de impuestos para los más ricos. Los republicanos tuvieron que votar contra una de sus creencias básicas.

Antes de final de marzo, Obama y el Congreso deben llegar a un acuerdo que aumente el techo de gasto 16,4 billones de dólares del país, qué ocurrirá con los 85.000 millones de dólares en recortes automáticos del gasto público que se retrasaron y la aprobación de una ley que permita la financiación del Gobierno cuando expire una medida temporal.

Obama ha prometido no negociar sobre el techo de gasto y ha pedido que el Congreso lo apruebe sin más dramas. Sus asesores han dejado claro que los ciudadanos culparían a los republicanos si el país se viera obligado a entrar en una suspensión de pagos que el presidente ha dicho sería "catastrófica" para la economía mundial.

"Esto es una extralimitación ? arrogancia ?, seguro", dijo el senador Jeff Sessions, el principal republicano en el Comité Presupuestario del Senado, respecto a la negativa de Obama a negociar.

Su mano dura podría volvérsele en contra en negociaciones legislativas como el control de las armas.

La masacre en el colegio de Connecticut, en la que murieron 20 niños, ha situado este asunto entre las prioridades del presidente. La Casa Blanca está estudiando un enfoque más ambicioso, más allá de conseguir que vuelva a entrar en vigor la prohibición de los fusiles y los cargadores múltiples, dijo The Washington Post el domingo.

Un grupo de trabajo encabezado por el vicepresidente Joe Biden maneja medidas como comprobaciones universales del historial de los compradores de armas y el seguimiento de la trayectoria de las armas mediante una base de datos nacional, agregó la noticia.

En una entrevista de final de año en la NBC, Obama prometió poner "toda el peso" tras un plan de medidas sobre el control de armas este año, e incluso mostró su disposición a enfrentarse a la Asociación Nacional del Rifle pese a los riesgos políticos.

Obama también calcula que podrá cumplir su promesa de hacer una reforma amplia sobre la inmigración. Espera aprovechar la sensación creciente entre los republicanos de que deben hacer algunos gestos hacia los latinos, que votaron en su gran mayoría por el presidente tras las duras declaraciones sobre este asunto por parte de algunos dirigentes republicanos.

Además, ha dado señales de que adoptará una posición firme en cuestiones de guerra y paz. El viernes recibe en la Casa Blanca al presidente de Afganistán, Hamid Karzai, y se espera que pida inmunidad judicial como condición para permitir la permanencia de aunque sea un pequeño contingente de tropas estadounidenses en el país tras la retirada general de 2014.

/Por Matt Spetalnick/

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