ASUNCIÓN (Reuters) - Argentina retiró el sábado a su embajador en Asunción, siendo la primera represalia sobre Paraguay tras la destitución llevada a cabo por el Congreso del mandatario Fernando Lugo en un juicio político expeditivo que crispó a toda la región.
Pese a las insistentes alusiones del nuevo presidente paraguayo, Federico Franco, para que Sudamérica "comprenda" que el proceso fue constitucional, el ministro de Exteriores brasileño, Antonio Patriota, anticipó que el abrupto final del mandato del ex obispo socialista era un "retroceso" pasible de sanciones por parte de entidades sudamericanas como Unasur o Mercosur.
Brasil, que al igual que Uruguay llamó a su embajador en Asunción a consultas, definió la destitución como un "procedimiento sumario" que afectó a la democracia.
Franco juró como mandatario el viernes poco después del juicio que sacó a Lugo del poder y 24 horas más tarde dijo que solicitaría al presidente ahora destituido que realice gestiones ante países vecinos para distender las relaciones.
"Estamos tratando de conversar con el presidente Lugo porque es fundamental para esto. Creo que la persona clave para descomprimir sería el presidente de la República", dijo Franco en una entrevista con Reuters en el Palacio del Gobierno.
El flamante mandatario de 49 años, que mientras ocupó el cargo de vicepresidente de Lugo le criticó duramente, se mostró preocupado por la reacción de sus vecinos de Mercosur (compuesto por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay), que la próxima semana se reunirán en una cumbre en Argentina.
"Tenemos que conversar, disuadir, convencer, en este caso al Gobierno argentino de la situación que vive el país", señaló.
A pesar del denso clima diplomático, el país se encontraba en absoluta calma. Las tiendas trabajaron con normalidad y pocos policías patrullaban las calles de la capital. Esa serenidad fue
destacada continuamente por Franco en sus conversaciones con periodistas.
Lugo fue apartado del poder cuando quedaba menos de un año para las próximas elecciones por su responsabilidad en una creciente conflictividad social, que llegó a su cenit hace ocho días cuando se produjo un enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y campesinos que dejó 17 muertos, según la acusación del Congreso.
El Senado, constituido en tribunal, le concedió dos horas para desarrollar su defensa. El ex mandatario consideró que el proceso estaba definido antes de empezar y no se presentó, enviando en su lugar a un equipo de abogados.
En la tarde del viernes, Lugo se convirtió en el primer jefe de Estado en la historia de Paraguay en abandonar el palacio de Gobierno tras haber sido hallado culpable de mal desempeño en un juicio político.
Hasta su destitución, había transitado durante cuatro años en el poder debatiéndose entre su intento de imponer reformas sin apoyo del Congreso y sus tribulaciones personales. El juicio puso punto final a un mandato durante el cual superó un cáncer linfático y se enfrentó a numerosas demandas de paternidad.
Al hablar en la puerta de su casa, adonde trasladó sus pertenencias desde la residencia presidencial en un destartalado camión militar, según mostraron imágenes de TV, Lugo dijo que sufrió "un golpe de Estado, un golpe parlamentario, un golpe a la democracia y esto hay que decirlo a los cuatro vientos".
También destacó la reacción de los países sudamericanos, indicando "que es grave" que Paraguay se haya convertido en un país políticamente aislado.
GOLPE
En los vertiginosos dos días que duró el proceso de expulsión de Lugo, la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) alertó sobre una ruptura institucional en Paraguay. Una vez consumada la destitución, Argentina, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Cuba dijeron que no reconocerían al nuevo gobierno.
"En Paraguay no hubo en ningún momento ni quiebra ni golpe sino simplemente un cambio de mando ajustado a la Constitución y a las leyes", se defendió el sábado Franco en un encuentro con periodistas en el Palacio de López, sede del Gobierno.
"Vamos a organizar la casa", dijo tras recibir al ministro alemán de Cooperación Económica y Desarrollo, Dirk Niebel, el primer funcionario extranjero en apoyar al nuevo gobierno.
Pero las reacciones negativas siguieron llegando.
"Esperamos que Paraguay convoque lo antes posible a su pueblo para elegir autoridades", dijo en Montevídeo el canciller uruguayo, Luis Almagro.
Franco anticipó que los nuevos ministros jurarán el lunes, aunque la analista política Milda Rivarola dijo a Reuters que al mandatario se le estaba complicando la formación del Gobierno por disputas internas en su partido. Franco negó las dificultades y dijo que su gabinete estará formado el lunes.
MIRANDO A BRASIL
La relación con Brasil es estratégica para Paraguay, el cuarto mayor exportador mundial de soja, debido a la gigantesca represa común de Itaipú, y un abultado flujo comercial. Además, unos 100.000 brasileños viven y trabajan en Paraguay, donde poseen haciendas y grandes comercios.
Con un ojo mirando a Brasil, Franco dijo que no cree que los países sudamericanos apliquen sanciones comerciales a Paraguay por considerar que la nación se apartara de la institucionalidad.
"No creo que Brasil tenga que aplicar ninguna sanción comercial. Creo que los más afectados sin lugar a dudas van a ser los empresarios brasileños. Hay muchas inversiones", dijo el mandatario, quien garantizó la seguridad y los bienes de esos ciudadanos en el país.
Argentina es otro país clave para Paraguay. Juntos construyeron la represa Yacyretá y el país vecino alberga cerca de un millón de paraguayos. Además, la producción paraguaya de soja se exporta principalmente por puertos de Argentina y Uruguay.
Pero la jornada quedó marcada por los rechazos a la expulsión intempestiva de Lugo, quien se encuentra desde el viernes en su residencia particular recibiendo llamadas de solidaridad de distintos presidentes de la región, según detalló el senador y allegado al ex mandatario José Alberto Grillón.
México y Perú se manifestaron acerca de la falta de un espacio adecuado para que el ex mandatario se defendiera y sobre el retroceso institucional que implica su destitución para el país.
El Gobierno comunista de Cuba dijo que no reconocerá al nuevo presidente y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos emitió un comunicado donde calificó de "inaceptable" la velocidad con que se tramitó la destitución, señalando que el estado de derecho del país había quedado afectado.
Las reglas de Unasur y del bloque Mercosur, que Paraguay integra junto a Argentina, Brasil y Uruguay, contienen compromisos con la democracia, cláusulas que estarán sobre la mesa durante la cumbre de la semana próxima de la unión aduanera del cono sur.
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