PARÍS (Reuters) - El socialista y favorito a las elecciones presidenciales francesas, François Hollande, llamó a los votantes a derrocar al conservador Nicolas Sarkozy y rechazar a la extrema derecha, en la última pelea por los votos de la clase trabajadora antes de la primera ronda de los comicios, el domingo.
Mientras Sarkozy hacía campaña en la ciudad mediterránea de Niza, donde la extrema derecha disfruta de un sólido apoyo, Hollande instaba a los descontentos con el paro y la crisis económica y que se sientan tentados por la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen, a que le escuchen a él en su lugar.
En el nordeste industrial del país, Hollande habló de penalidades: "Esta es una región que puso su fe en Nicolas Sarkozy, que vino aquí haciendo discursos sobre industria, empleos, trabajadores. Todo el mundo puede ver el calibre de la decepción", dijo.
"Ahora, es el turno de la izquierda de gobernar el país", dijo a una multitud en Charleville-Mezieres, la localidad donde Sarkozy utilizó su lema "trabajar más para ganar más" en la campaña de 2007.
Sarkozy se enfrenta a una derrota debido en parte a que su promesa se vio descarrilada por una crisis económica que disparó las solicitudes de prestación por desempleo al máximo en 12 años. También tiene un contra el descontento por su forma de comportarse.
La hornada de sondeos finales publicados el viernes mostraban en su mayoría un descenso en el apoyo al presidente, mientras que el respaldo a Hollande se mantenía estable.
En una abarrotada sala de conciertos en Niza, Sarkozy instó a una multitud de varios miles de personas a demostrar que los sondeos se equivocan. "No dejéis que roben vuestra voz, imponed vuestra victoria, salid en masa el domingo a votar", dijo.
"Las políticas que hemos realizado en los últimos cinco años pertenecen a la historia ya y la historia decidirá" dijo en un discurso de 55 minutos, que ofreció sin notas. "Lo digo para que cualquier francés pueda tomar su decisión con todos los hechos".
Los dos rivales están unos 10 puntos por delante de la tercera en los sondeos para la primera vuelta del domingo, la líder de extrema derecha Marine Le Pen, con el candidato de ultraizquierda Jean-Luc Melenchon, la sorpresa de la campaña, desafiando su puesto.
Sarkozy y Hollande parecen encaminados a enfrentarse en la segunda vuelta del 6 de mayo, para la que el socialista tiene una cómoda ventaja de entre 7 y 14 puntos porcentuales.
Eso le daría a Francia su primer jefe de estado de izquierdas en 17 años, mientras los temores por la deuda en la eurozona ponen bajo escrutinio las tensas finanzas públicas de la segunda economía del bloque.
La prima de riesgo que cobran los inversores por comprar bonos franceses de diez años en lugar de los 'bunds' alemanes subió por encima de 1,50 puntos porcentuales en un posible adelanto de nerviosismo del mercado ante una victoria de Hollande.
Los operadores creen que se enfrentaría a presiones de ir más allá de su programa de centro izquierda, si una ultraizquierda en ascenso logra ganar posiciones en las elecciones parlamentarias de junio.
Para muchos votantes de a pie, las elecciones son una decisión entre dos estilos de liderazgo. "Él (Sarkozy) es demasiado arrogante, demasiado seguro de sí mismo. Vanagloriándose de su riqueza cuando la gente está en paro", dijo Rene Taze, un grabador de mediana edad, que comía en un restaurante parisino con su proveedora de papel.
"Es un presumido. Me pone de los nervios. Prometió todas esas cosas que nunca ocurrieron", dijo la acompañante de Taze, Lina Mascherin, de 63 años. "No puedes confiar en un hombre que cambia constantemente. En Francia no somos crédulos".
ENFRENTAMIENTO POR LA CRISIS DE LA ZONA EURO
Mientras los últimos sondeos de opinión indicaban que Hollande gana ventaja, los dos rivales se enfrentaban por la crisis de la eurozona en el último día de campaña.
En entrevistas de radio separadas, Sarkozy, dijo que su papel ayudando a dirigir la eurozona a través de la peor de sus crisis de deuda le convierte en el hombre más fiable para el futuro, mientras que Hollande culpó a su adversario por gestionar mal las finanzas públicas francesas.
Los mercados financieros temen que el énfasis de Hollande en subidas de impuestos antes que en recortes de gastos, y su plan de elevar la carga fiscal sobre el sector financiero, puedan elevar el rendimiento de los bonos franceses y fomentar la volatilidad en los mercados.
Le Pen también criticó a la UE, diciendo a productores lácteos de una zona deprimida de la Bretaña francesa que les protegerá de Bruselas. "Bruselas quiere deshacerse de nuestros granjeros, nuestros pescadores, nuestros artesanos, de toda la gente que es la fuerza de nuestro país".
Por su parte, el fiero izquierdista Jean-Luc Melenchon prometió romper el dúo de liderazgo francoalemán "Merkozy" con la canciller alemana, Angela Merkel, que según dijo ha impuesto la austeridad a la gente de Europa.
También dijo que Francia debería emular a las revoluciones izquierdistas latinoamericana y nacionalizar la petrolera Total, como hizo Argentina esta semana con YPF, propiedad de Repsol.
Una gran mayoría de los votantes de Melenchon dicen en las encuestas que en la segunda vuelta piensan votar por Hollande, mientras que los partidarios de Le Pen y el centrista François Bayrou están más divididos.
/Por Thierry Lévêque y Daniel Flynn/
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