BEIRUT (Reuters) - Dos explosiones junto a sendas bases de seguridad en Alepo mataron a 25 soldados y civiles el viernes, según la televisión siria, en el peor episodio de violencia registrado en el núcleo comercial de Siria en una revuelta contra el presidente Bashar el Asad que se prolonga ya 11 meses.
La televisión siria mostró imágenes del lugar, con varios cuerpos desmembrados en el suelo a consecuencia de una acción que la cadena dijo que era obra una vez más de los "terroristas" respaldados desde el exterior.
Nadie se atribuyó la responsabilidad de los atentados en la segunda mayor ciudad de Siria, y las autoridades cifraron el número de muertos en 25. Las acciones se producen después de que las fuerzas de Asad intensificaran sus operaciones para aplastar una revuelta popular.
En otro frente, tanques del Ejército se desplegaron en torno a barrios opositores en la ciudad de Homs el viernes por la mañana después de una semana de bombardeos que han matado a docenas de civiles y motivado la condena de los líderes mundiales.
Activistas en Homs dijeron que el lanzamiento de proyectiles se reanudó esporádicamente durante la mañana y que temían la inminencia de un gran impulso en áreas residenciales de la ciudad que se han convertido en símbolo de la lucha del movimiento antiAsad.
El constante derramamiento de sangre sólo subraya las dificultades que afrontan las potencias árabes y occidentales para intentar resolver la crisis en un país que es clave para el equilibrio estratégico en el volátil Oriente Próximo.
Apoyado en el respaldo ruso, Asad ha ignorado las peticiones de Naciones Unidas, Turquía, los europeos, los países árabes y otros gobiernos para frenar la represión y dejar el poder.
Los ministros de Exteriores de la Liga Árabe, que suspendieron su misión de supervisión en Siria el mes pasado por la violencia, discutirá una propuesta para enviar una misión conjunta ONU-árabes a Siria cuando se reúnan en El Cairo el domingo.
LA UE INSTA A RUSIA
La responsable de política exterior de la Unión Europea, Catherine Ashton, sumó su voz a las peticiones internacionales para que Rusia, el principal aliado de Siria, apoye una resolución de las Naciones Unidas que exige a Asad que frene la represión. Pero Rusia, que tiene una historia reciente de enviar tanques a sus propias ciudades insurgentes, ha dicho que nadie debe interferir en los asuntos del país.
"Mi mensaje a mis colegas rusos es que tienen que reconocer la realidad de la situación sobre el terreno y que no podemos continuar permitiendo que esto ocurra", dijo Ashton durante una visita a México.
Pero habiendo descartado una intervención militar, similar a la que llevó a cabo la OTAN de manera decisiva en Libia hace casi un año, las potencias occidentales opuestas a Asad tienen pocas cartas que jugar.
Muchos analistas estiman que aunque el levantamiento ha evolucionado de manifestaciones pacíficas en la calle a una insurgencia militar armada, Asad puede contar con un Ejército poderoso y un cierto grado de apoyo popular para sobrevivir varios meses antes de sumarse a la lista de líderes árabes depuestos.