M. Continuo

Hungría ofrece concesiones en las conversaciones con el FMI

BUDAPEST (Reuters) - El Gobierno húngaro dijo el miércoles que podría moderar algunas de sus políticas ampliamente criticadas para complacer a los prestamistas internacionales y alcanzar un acuerdo que evite que su moneda y bonos se desboquen.

Desde que llegó al poder en 2010, el partido conservador Fidesz de Viktor Orban ha reforzado su control sobre los medios y el máximo tribunal constitucional, se ha hecho cargo de fondos de pensiones privados y desmantelado un organismo que supervisaba el presupuesto de manera independiente.

También se ha peleado con el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea por una ley que reduce la independencia del banco central, poniendo en peligro las conversaciones de ayuda y asustando a los inversores, que dicen que es preciso un rescate para detener la congelación de los mercados.

Altos cargos húngaros reconocieron el miércoles que se precisaba urgentemente un acuerdo y señalaron que estaban abiertos a hacer concesiones en algunas políticas aunque seguirían en solitario si no se alcanzaba un pacto.

"Estamos preparados para conversar sin condiciones previas, todos los asuntos pueden estar sobre la mesa", dijo el ministro Tamas Fellegi en el semanal Figyelo.

El secretario de Estado Gyula Pleschinger, otro miembro del equipo negociador, dijo que Hungría pretende alcanzar un acuerdo sobre una línea de crédito con el FMI y la UE que actúe como una red de seguridad.

"Como hemos anunciado a los mercados que pretendemos firmar un acuerdo con la UE y el FMI, si no pudiéramos hacerlo sería un mal mensaje a los mercados", dijo Pleschinger a Reuters.

Las declaraciones se producen después de que Hungría cancelara una subasta de canje de bonos porque los costes de endeudamiento eran demasiado caros.

El florín ha caído a nuevos mínimos y el precio de asegurar la deuda húngara se ha disparado desde que el partido en el gobierno ganó el respaldo para una nueva ley que limita la independencia del banco central la semana pasada.

En la mayor protesta hasta la fecha contra el Gobierno, unos 30.000 húngaros salieron a las calles el lunes para protestar contra lo que consideran iniciativas del primer ministro para debilitar las instituciones democráticas y cimentar los poderes de su partido.

Orban, de 48 años, un abogado educado en Oxford que saltó a la fama nacional con su llamamiento a la celebración de elecciones libres y la retirada de las tropas soviéticas cuando caía el comunismo en 1989. Los manifestantes encolerizados ahora le apodan "Viktator".

El primer ministro transformó el Fidesz de un partido liberal a uno conservador y continúa siendo un héroe anticomunista para muchos votantes de derechas.

Su mayoría parlamentaria de dos tercios en 2010 es la mayor desde la desintegración del comunismo, pero el apoyo de los votantes se ha reducido a la mitad desde que la economía se ha sumido en profundos problemas.

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