PARÍS (Reuters) - Mientras la economía francesa está estancada, el presidente Nicolas Sarkozy está llevando a cabo una estrategia de campaña poco ortodoxa: calificar la crisis de tan mala y tan global que sus inexpertos oponentes no podrían lidiar con ella, y esperar que esa descripción aguante hasta la hora electoral.
La lista de problemas franceses - desde un récord de desempleo a unas débiles perspectivas de crecimiento, la amenaza de una degradación del rating y unos planes de reducción de déficit con un aspecto cada vez más inestable - haría a muchos líderes actuar de modo conservador, tratando de limitar los daños.
Pero Sarkozy ha adoptado una táctica diferente, apoderándose en un discurso pronunciado el 31 de diciembre de los temores de una crisis económica que describió como "planetaria", "sin precedentes" y "la peor desde la II Guerra Mundial".
Los socialistas, de la oposición, cuyo candidato a las elecciones presidenciales de abril de 2012, François Hollande, tiene una clara ventaja sobre Sarkozy en las encuestas de opinión, lo criticaron como un modo deshonesto de enmascarar sus propios fracasos mientras capitaliza las ansiedades de la sociedad.
"Hubo una admisión de debilidad", dijo Manuel Valls, portavoz de Hollande, tras el discurso de Sarkozy. "Esta es la estrategia de Nicolas Sarkozy ... es jugar con los temores y el miedo a la crisis".
Algunos analistas dicen que el mensaje subyacente era que, sin su liderazgo, Francia estaría en una posición mucho peor que ahora, dada la naturaleza mundial sin precedentes de la crisis en la que los problemas franceses sólo son un síntoma.
Para los oponentes, la implicación es que no son lo suficientemente fuertes o maduros para liderar a Francia en la tormenta.
Pascal Perrineau, un analista político, resumió la estrategia en un comentario en el diario Les Echos: "Si la crisis es mala, Sarkozy está derrotado, si la crisis es muy mala, es elegido".
Valls mantuvo que Sarkozy había llevado a Francia al borde de la recesión. "Tenemos un millón más de desempleados desde que comenzó su mandato de cinco años", dijo en una rueda de prensa.
Sarkozy prometió en su discurso de año nuevo usar la reunión del 18 de enero con los sindicatos, tres meses antes de la fecha electoral, para alcanzar algún tipo de acuerdo para mejorar la flexibilidad del mercado laboral para contener el desempleo.
Pero los socialistas desconfían de sus posibilidades de alcanzar reformas tan cerca de las elecciones.
"No creo que engañe a nadie, todo el mundo sabe que es candidato y todo el mundo sabe que no puedes hacer en cuatro meses, en trabajo, desempleo y seguridad laboral, lo que no hizo en los primeros cuatro años de su presidencia", dijo Valls.
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