JERUSALÉN (Reuters) - Los israelíes reaccionaron con frialdad el viernes a la petición del presidente palestino, Mahmud Abas, para que se les reconozca como estado, y algunos dijeron que su apasionado discurso en Naciones Unidas sólo ha reducido las posibilidades de alcanzar la paz.
Abas, que dijo a la Asamblea General de la ONU que quiere relaciones pacíficas con Israel, pintó una sombría imagen de la vida de los palestinos corrientes que viven bajo la ocupación.
Analistas israelíes señalaron que sus palabras no crearían un entorno de confianza que llevara a negociaciones fructíferas.
"Culpó a Israel de todos los problemas palestinos y mostró que las conversaciones bilaterales no pueden reiniciarse ahora", dijo Uzi Rabi, profesor de la Universidad de Tel Aviv y analista de Oriente Próximo.
Abas dijo haber abierto un camino unilateral en Naciones Unidas después de dos décadas de fallidas conversaciones de paz mediadas por Washington, a la que los palestinos cada vez consideran más abrumadoramente proisraelí.
EEUU ha dejado claro que vetará cualquier resolución sobre el estado palestino en el Consejo de Seguridad y los analistas israelíes han dicho que la independencia sólo puede venir de las difíciles negociaciones directas, no de maniobras en la ONU.
"Esto ha sido un ejercicio de relaciones públicas que ha estado muy bien. (Abas) tendrá un par de días de aplausos, pero al final, tendrá que negociar con nosotros", dijo Alan Baker, un ex negociador de paz y ex embajador israelí.
"Este discurso no cambia nada (...) pero dirigió mucha hostilidad hacia Israel y no aumentará la confianza del israelí medio en la posibilidad de llegar a un acuerdo".
COLONOS DESAFIANTES
Abas dijo a Naciones Unidas que no tiene intención de negar el derecho de Israel a existir, pero que quiere deslegitimar el movimiento de los colonos, que extienden con rapidez sus asentamientos judíos sobre tierras que los palestinos reclaman como suyas.
El Sabbath judío ya había comenzado en Israel cuando el líder de la AP empezó su comparecencia, así que los líderes de los asentamientos no estaban disponibles para hacer comentarios. Pero durante los preparativos del discurso, varios judíos que viven en tierra capturada por Israel en la guerra de 1967 dijeron que están ahí para quedarse.
"No nos importa lo que estén haciendo en la ONU. Tenemos la Biblia, que dice que la tierra de Israel pertenece al pueblo judío", dijo el activista Meir Bartler, de 25 años, y que vive en un puesto avanzado no autorizado entre las ciudades palestinas de Ramala y Nablus.
Unos 500.000 israelíes viven en las ocupadas Cisjordania y Jerusalén Este, que los Palestinos quieren como su futura capital. La mayoría de las potencias mundiales considera ilegales los asentamientos, pero toman la postura de que algunos de los grandes bloques tendrán que quedarse, dentro de cualquier posible acuerdo de paz que vaya a firmar Israel.
"El auténtico campo de batalla no está en la ONU", dijo Avraham Binyamin, portavoz del asentamiento de Yitzhar, cerca de Nablus.
"Está aquí sobre el terreno, y uno espera que el Gobierno y las fuerzas de seguridad entenderán, al igual que lo han hechos los árabes y los asentamientos, que cualquier conversación de compromiso está destinada a fracasar", afirmó.
A lo largo de los años, los israelíes se han ido sintiendo cada vez más decepcionados e incluso desinteresados en el llamado proceso de paz, apuntando al surgimiento del grupo islamista Hamás como prueba de las dificultades de asegurar un acuerdo de paz duradero.
Hamás niega el derecho de Israel a existir y ha tomado el control de la franja de Gaza, de la que Israel se retiró en 2005. Está
enfrentada con Abas, que mantiene el poder en Cisjordania.
"Si Abas quiere reiniciar las conversaciones con Israel no puede hacerlo incluyendo a Hamás", aseguró Ram Haviv, de 86 años, un funcionario jubilado que vive en Jerusalén.
"Hay un conflicto interno ahí al que tiene que enfrentarse", dijo tras escuchar el discurso de Abas.
/Por Ori Lewis/