FRÁNCFORT (Reuters) - Los mercados financieros observarán al Banco Central Europeo el jueves buscando pistas de que los recientes indicios de desaceleración económica y la persistente crisis de deuda disminuyeron las probabilidades de otra alza de tasa este año.
El banco, que fija las tasas de interés para los 17 países que utilizan el euro, probablemente mantendrá las tasas este mes tras haberlas elevado a un 1,5 por ciento en julio.
Aunque el banco suele tener su reunión más tranquila del año en agosto, la actual situación -como la mayoría de los veranos boreales desde el inicio de la crisis financiera en el 2008- está muy lejos de ser "normal".
La crisis de deuda de la zona euro parece haber entrado a una nueva fase y potencialmente más peligrosa, con Grecia dirigiéndose a una moratoria e Italia y España -dos de las mayores economías del bloque- también en la mira del mercado pese a los recientes esfuerzos de los líderes para evitar el contagio.
La situación es complicada por una serie de datos de mal aspecto, incluyendo cifras de crecimiento más débiles a lo esperado y una preocupante caída en la confianza económica, además de una inesperada desaceleración de la inflación.
Operadores e inversores parecen tener la opinión de que no habrá más alzas de tasa en el BCE en el futuro previsible.
Pero economistas, que suelen tener una visión más amplia, aún ven una tendencia de aumentos trimestrales y creen que el BCE se apegará a su opinión de que los desalentadores datos son parte de un ritmo temporal en vez de algo más dramático.
"Creo que aún habrá un sesgo de endurecimiento brillando en esta reunión (...) Seguirán diciendo que los riesgos a la inflación están al alza pero al mismo tiempo esperamos que sean un poco más cautelosos en el lado del crecimiento.", dijo Klaus Baader, economista de Societe Generale.
"Ciertamente los datos recientes no han sido buenos. No excluiría por completo (la posibilidad de que) el BCE cambie los riesgos al panorama de crecimiento a estar a la baja desde equilibrados en general, pese a que es probable que aún sea un poco temprano para ello", aseveró.
La credibilidad del BCE se vería dañada si tuviera que descartar sus planes de alza de tasas tras sólo dos aumentos.
Como siempre, las palabras elegidas por el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, para la evaluación económica del banco serán clave.
Los riesgos al crecimiento han sido descritos por mucho tiempo como "equilibrados en general" y el mes pasado el banco reiteró que vigilaba la inflación "muy de cerca", lo que suele apuntar a que quedan alzas de tasas en la agenda.
Cualquier cambio será visto como una pista de que el banco central rehúye los aumentos en las tasas.
Trichet también será cuestionado sobre la decisión de líderes de la zona euro de permitirle a Grecia caer en moratoria dentro de su nuevo paquete de rescate, movida que el BCE ha advertido en varias ocasiones que podría desatar otra catástrofe al estilo de Lehman Brother.
Hasta el minuto, ese escenario no ha ocurrido.
Algunos observadores del BCE dicen que el desaire de los políticos ha sido un gran golpe para la credibilidad del banco.
Otros indican que el sombrío planteamiento del BCE fue una decisión de mano dura arriesgada para que la zona euro le entregara al fondo de rescate del bloque el poder de intervenir en los mercados de bonos gubernamentales, una carga de la que el BCE ha buscado deshacerse por largo tiempo.
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