FRÁNCFORT, Alemania/ATENAS (Reuters) - El Banco Central Europeo dijo el jueves que se opone a obligar a los acreedores privados a participar en un nuevo programa de ayuda para Grecia, en contra de la posición de Alemania que pidió un canje para alargar el vencimiento de los bonos griegos.
El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, mostró esta línea dura en la conferencia de prensa mensual del banco, en un momento en el que nuevos datos desde Atenas mostraron que la economía griega se contrajo un 5,5 por ciento en el primer trimestre del año, una caída mucho más profunda de lo esperado.
Los datos sembraron nuevas dudas sobre su capacidad de cumplir con los objetivos de recorte del déficit presupuestario, parte del rescate financiero de 110.000 millones de euros acordado en mayo del año pasado por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
La UE está estudiando ahora otro paquete de rescate para Atenas, y fuentes de la zona euro dijeron a Reuters el jueves que el nuevo acuerdo rondará los 120.000 millones de euros, con la UE y el FMI aportando hasta la mitad de esa cifra, mientras que el resto provendría de los ingresos de las privatizaciones y los acreedores privados.
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaeuble dijo en una carta dirigida a Trichet, el FMI y sus homólogos europeos a principios de semana que estaba a favor de que los inversores privados realicen una "contribución sustancial" para apoyar a Grecia y sugirió extender los vencimientos de los papeles griegos en circulación en siete años.
Sin embargo, el jueves las agencias de calificación estimaron que sería imposible llevar a cabo este tipo de canje de forma voluntaria, mientras que Moody's Investor Service advirtió que una moratoria de Grecia podría perjudicar las notas de calificación de Irlanda y Portugal, los otros dos países europeos que solicitaron un rescate.
El BCE, la Comisión Europea y países como Francia han advertido contra cualquier reestructuración de la deuda griega que implique forzar a los inversores, por temor a que podría alarmar a los mercados y al posible contagio a otros miembros más grandes de la zona euro como España.
"No estamos a favor de reestructurar. Excluimos todos los conceptos que no sean puramente voluntarios, sin elementos de compulsión", dijo Trichet en la conferencia de prensa posterior al encuentro mensual del BCE. "Llamamos a evitar cualquier evento crediticio y default selectivo. Y por supuesto, un default".
BAJO PRESION
Los bonos griegos, irlandeses y portugueses quedaron bajo presión tras la advertencia de Moody's, y el costo de asegurar la deuda griega contra una moratoria se incrementó.
Aunque Alemania podría tener problemas para conseguir apoyos a su propuesta de canje de la deuda, el hecho de que los responsables de la eurozona estén incluyendo una contribución de 30.000 millones de euros del sector privado en sus proyecciones sobre el nuevo rescate de Grecia sugiere que es probable que haya algún tipo de participación de los inversores.
Varios bancos, incluyendo el francés Crédit Agricole, han expresado su voluntad de participar en los últimos días. Muchos de los bancos alemanes que son acreedores de la deuda griega son en parte propiedad del estado, lo que implica que Berlín tendría una influencia importante en su postura.
La canciller alemana, Angela Merkel, y Schaeuble informaron el miércoles a los parlamentarios sobre el plan de ayuda a Grecia y recibieron un fuerte respaldo a la idea de un canje de la deuda.
Sin embargo, una fuente de la zona euro dijo que el BCE se había opuesto firmemente a la propuesta de Schaeuble durante una conferencia telefónica el miércoles con los ministros de Finanzas de la región y el banco central.
El BCE ha advertido que no aceptaría la deuda griega como garantía en el caso de una reestructuración, un paso que podría desestabilizar aún más al sistema bancario griego. La fuente agregó que en última instancia dependería de los gobiernos decidir cómo actuar, y que es posible que otros estados acepten seguir el plan alemán, lo que convertiría la postura del BCE en un farol.
El peso de la deuda griega es de unos 340.000 millones de euros, alrededor del 150 por ciento de su Producto Interior Bruto. Los dirigentes de la UE esperan llegar a un acuerdo sobre el nuevo plan de ayuda a Atenas en la reunión del Consejo Europeo de verano, el 23 y 24 de junio en Bruselas.
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