MADRID (Reuters) - La oposición española ha iniciado una senda peligrosa que ha provocado nerviosismo en los mercados al asegurar que el anterior bastión socialista de Castilla-La Mancha estaba en bancarrota, en el contexto de la batalla política de cara a las elecciones generales del próximo mes de marzo.
Líderes del Partido Popular de centroderecha están tratando de crear la percepción de que los socialistas han manejado de manera inepta la crisis económica con el propósito de ganar puntos en el terreno político, aunque se arriesgan a que los costes de financiación alcancen niveles insostenibles.
La prima que exigen los inversores para mantener deuda española frente a la alemana lleva por encima de los 200 puntos básicos desde principios de mayo mientras los líderes europeos y los prestamistas multilaterales discuten sobre cómo ayudar a Grecia, aunque el diferencial también ha subido por la inquietud que rodea a las regiones españolas.
La rentabilidad del bono a 10 años se situaba cerca del 5,25 por ciento el lunes, muy por debajo del 5,6 por ciento considerado como riesgo por el Tesoro, aunque 3 puntos básicos por encima del pasado viernes.
El PP infligió a los socialistas un duro castigo en las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo y ha señalado que serán necesarios recortes generalizados para compensar años de excesivo gasto regional.
Los trapos sucios políticos se centraron el pasado fin de semana en Castilla-La Mancha, donde el PSOE tiene que ceder el poder tras gobernar la autonomía durante 28 años, escenificando la que podría ser la primera de muchas disputas sobre las finanzas regionales.
El viernes, el secretario regional del PP Vicente Tirado dijo que Castilla-La Mancha "está en quiebra total" y que no tiene dinero suficiente para pagar las nóminas de sus funcionarios, una acusación que los socialistas han negado con vehemencia.
"Es cierto que a mí me preocupa el poder asustar un poco a los inversores, pero también quiero pensar que si lo dicen es porque algo sabrán", dijo Rafael Barberá, profesor de Economía en la Universidad Rey Juan Carlos en Madrid.
"Supongo que están anticipando lo que creen lo que se van a encontrar", añadió.
España se encuentra bajo la firme lupa de titulares de bonos internacionales preocupados por que la cuarta economía de la eurozona pueda verse forzada a seguir los pasos de Grecia, Portugal e Irlanda.
Sin embargo, unas medidas creíbles para reducir el déficit han conseguido alejar a los lobos de la puerta y ayudado a tender una línea de separación entre la economía española y la de sus vecinos de la eurozona con problemas.
EFECTO CATALUÑA
Las dudas sobre la veracidad de las cuentas de las 17 comunidades autónomas asedia a los inversores desde que Cataluña, que representa casi una quinta parte de la producción económica de España, revisase al alza el déficit presupuestario de 2011 después de los comicios que celebró la región en noviembre.
Algunos economistas dicen que las comunidades ocultan montañas de deuda que representan un riesgo para los planes de consolidación fiscal del gobierno central para este año y el que viene. Y los comentarios del PP añadirán leña al fuego.
Las comunidades autónomas suponen cerca de la cuarta parte del objetivo de déficit total del 1,3 por ciento del Producto Interior Bruto en 2011 y la ministra de Economía ha dicho que algunas de ellas tienen que acometer más medidas de austeridad para cumplir esta meta.
Sin embargo, otros creen poco probable que cambios limitados en las cifras de déficit regionales vayan a afectar significativamente al objetivo del 6 por ciento del PIB previsto para este año.
El debate político en torno a las cuentas de Castilla-La Mancha ha servido para poner de relieve la postura fiscal conservadora del PP y es una forma de preparar a sus votantes --con las elecciones generales de 2012 todavía lejos-- para más austeridad.
"En términos macroeconómicos, si sólo es Castilla-La Mancha no preocupa porque sólo representa el 3,3 por ciento del PIB. Tendría que ser enorme para tener un impacto macro", dijo el economista de Deutsche Bank, Gilles Moec.
El mensaje de austeridad lanzado por los conservadores en las últimas dos semanas ayudará a garantizar a los mercados que aunque la transición política sea complicada tras ocho años del PSOE en el poder, no se producirá un giro importante en la política, agregó el experto.
"Lo que sería muy negativo es que el partido entrante diga que no se van a comprometer con el déficit", dijo Moec.
(Additional reporting by Tracy Rucinski; editing by Fiona Ortiz)
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