BAGDAD (Reuters) - Dos atentados con bomba causaron el jueves la muerte de 11 personas en Irak, poniendo de manifiesto la continua actividad de la insurgencia, que desafía las mejoras generales en la seguridad y siembra el temor entre algunos iraquíes sobre un regreso al derramamiento de sangre del pasado.
La primera bomba explotó en el interior de un edificio de un partido político en la ciudad de Baquba, en el noreste del país, causando la muerte de siete personas e hiriendo a otras ocho, informó el teniente coronel Abdul Hamid al Shimari, que encabeza la unidad de la policía de emergencias de la convulsa provincia de Diyala.
En esta provincia viven árabes, kurdos, turcomanos, suníes y chiíes, y es uno de los últimos bastiones de la insistente insurgencia suní y de otros grupos armados.
Horas después, un suicida estrelló un coche lleno de explosivos contra una comisaría en Qaim, en el oeste de Irak, cerca de la frontera siria, matando a cuatro personas e hiriendo a otras siete.
El oeste de Irak fue el centro de la actividad de Al Qaeda hasta que en 2007 los jeques tribales se levantaron contra la organización integrista y se unieron a las tropas estadounidenses. Aún así, sigue habiendo violencia esporádica.
Las tropas de combate de Estados Unidos se retiraron de las ciudades iraquíes a finales del mes pasado, lo que ha llevado a algunos iraquíes a dudar de si sus propias fuerzas de seguridad son capaces de gestionar la seguridad por sí mismos.
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