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Santo Tomás inundó Bilbao de ambiente festivo y aroma a chorizo y talo

Bilbao, 22 dic (EFE).- El popular mercado agroalimentario de San Tomás ha inundado, un año más, de ambiente festivo y aroma a chorizo frito y talo (una torta de maíz), el Casco Viejo de Bilbao hoy, 22 de diciembre... día de san Honorato, patrón de los panaderos.

El cambio de la tradicional fecha de celebración, el 21 de diciembre, día de Santo Tomas, decidido para no dañar al comercio y la hostelería bilbaína en un fin de semana de intensa actividad consumista como es el previo a Navidad, no ha echo mella en los miles de vizcaínos que se han cercado al recinto festivo con las mismas ganas de disfrutar del ambiente festivo que si se hubiese celebrado ayer.

Las decenas de miles de personas de todas las edades y condición que se han acercado al Arenal y a la Plaza Nueva, ubicaciones oficiales de los tenderetes de los "baserritarras" (agricultores) y artesanos vizcaínos, se desparramaron lentamente por el amplio recinto festivo dispuestos a disfrutar de una jornada que tradicionalmente preludia la llegada de las fiestas navideñas en Bilbao.

Desde primeras horas de la mañana, cuando se abren los puestos de venta de hortalizas, chacinas, quesos, flores, y otras delicias del agro vizcaíno, el público abarrotó el recinto recorriendo con parsimonia las distintas casetas para sopesar a ojo la calidad del género exhibido con mimo por sus esforzados productores.

Para muchos de ellos, las ventas conseguidas en esta feria representan la diferencia entre pasar unas fiestas con la tranquilidad de haber cumplido objetivos económicos en el año que termina o tener que seguir luchando para sacar adelante sus pequeñas explotaciones agrarias.

La mayoría del personal se limitó, dadas las circunstancias económicas actuales, a echar una ojeada a los productos y cumplir con el ritual de tomarse un talo con txakoli, mientras que otros se "rascaron" los bolsillos y adquirieron alguno de los productos ofertados, en su mayoría, sidra, txakoli, quesos y hortalizas.

El recorrido estuvo ambientado por música de txalaparta, trikitixa y otros instrumentos autóctonos vascos que desgranaron melodías típicas del repertorio de música folclórica vasca.

Una parte del personal, tanto hombres como mujeres y niños, se atavió con vestimentas tradicionales y típicas de distintas zonas y comarcas de Bizkaia, tanto de diario como de domingo, que aportaron colorido al evento.

Ellos con blusa, pantalón de mahón, abarcas (calzado de trabajo en el caserío) y calcetín grueso de lana por encima del pantalón, y ellas con los vistosos trajes que lucían las aldeanas en las fiestas y celebraciones importantes hace 100 años.

La baja temperatura que desde primeras horas se ha vivido en Bilbao no fue impedimento para que la gente se animase a acudir masivamente al recinto festivo donde el tibio sol del mediodía y la sidra y el txakoli, ayudaron a calentar el cuerpo de los consumidores.

Tras el ritual y obligado recorrido por los 286 tenderetes, 138 de ellos, de venta exclusiva de productos agrarios (verduras, pan, queso, flores, frutas, txakoli, lacteos, miel y conservas), el personal se fue acercando a las 8 txoznas (puestos donde se sirve comida y bebida ya elaborada), repartidas por el recinto, para reponer fuerzas.

Allí dieron cuenta de miles de raciones de chorizo frito con talo, el producto "estrella" y uno de los iconos de esta feria popular, y de bocadillos de todo tipo, así como del típico pastel vasco, todo ello regado con txakoli y sidra artesanales elaboradas por productores vizcaínos.

Ya con el estómago lleno, la cartera más ligera y las bolsas de la compra (seguramente menos de las que les gustaría a los productores) en la mano, pasadas las horas centrales del mercado, el personal de mayor edad enfiló el camino de regreso a sus casas, mientras el recinto festivo era tomado por jóvenes universitarios y de bachiller y adolescentes de ESO, ya liberados de sus obligaciones estudiantiles, dispuestos a alargar la fiesta hasta bien entrada la noche.

En esta 67 edición del tradicional mercado, la organización también ha tributado un reconocimiento a la labor de los chefs vizcaínos de alta cocina por fomentar los productos naturales de la tierra, y por su impulso a la agricultura sostenible.

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