
Productores de aleaciones, compañías del sector de la alimentación, textiles, aerolíneas, empresas energéticas... El negocio de muchos valores españoles depende en gran medida de lo que hagan los recursos básicos. Algunas compañías encuentran incluso una relación directa entre el precio de sus acciones y el comportamiento de la materia prima que necesitan para su actividad.
Las materias primas cotizan indirectamente en el mercado de renta variable español, aunque sea de forma secundaria. Algunas compañías dependen en gran medida de los cambios de precio que puedan experimentar los recursos que necesitan para llevar a cabo su negocio.
En primer lugar, dos ejemplos que ilustran esta circunstancia se encuentran en el sector del acero. Acerinox y ArcelorMittal son las dos compañías españolas representantes de esta industria, siendo ambas referentes mundiales de este mercado. La primera es la principal productora de acero inoxidable del planeta, una aleación que necesita del níquel para su elaboración. La dependencia del metal es tan pronunciada que el precio de la compañía baila al compás de los cambios que suele experimentar la materia.
La relación entre Acerinox y el precio del níquel llega por dos vías. Como explican fuentes de la compañía, generalmente, los beneficios que obtiene la multinacional se incrementan en los años en los que el metal industrial se encarece, ya que el aumento en el precio se traspasa al cliente. Además de ello, la demanda de acero inoxidable se suele reactivar a corto plazo cuando se da esta situación, al anticipar los clientes sus compras de la aleación, tratando así de evitar pagar un precio más elevado en el futuro. De esta manera, al incrementarse las previsiones de beneficio para la compañía, el mercado suele interesarse por sus títulos, lo que normalmente genera subidas. Así se podría explicar la relación directa entre la acción y las materias primas.
ArcelorMittal es otra acerera española con dependencia de un metal. Se trata del principal productor siderúrgico y minero del mundo y, en su caso, el hierro es la materia más implicada en su negocio, ya que es la base de la fabricación de acero. El negocio de la multinacional se divide, por un lado, en la venta de este metal; por otro, en su producción minera.
La multinacional española gestiona más de 20 minas a lo largo de todo el planeta, extrayendo hierro y carbón de estos asentamientos, las dos materias necesarias para elaborar acero. Además, como apuntan fuentes de la compañía, parte del mineral de hierro que se extrae de las minas termina vendiéndose en el mercado, un segmento que se beneficia de eventuales subidas en el precio de la materia. El objetivo de la compañía es producir 100 millones de toneladas de mineral de hierro para el año 2015 (2013 se cerró con una producción superior a las 70 millones de toneladas). Poder contar con una producción propia de hierro y carbón es una ventaja para la venta de acero, ya que la empresa se asegura el suministro para poder continuar llevando a cabo su actividad y se protege ante los cambios de precio que se dan en el mercado.
El peso de las materias 'blandas'
La bolsa española no sólo cuenta con compañías punteras en el sector de los metales industriales; existen empresas que dependen de los recursos agrícolas. Ebro Foods es uno de estos ejemplos. La empresa es un claro referente en el sector de la pasta y, sobre todo, del arroz. En esta última materia se trata de la líder global en producción bajo marca, mientras en la producción de pasta ocupa el segundo puesto. Ana Antequera, directora de Comunicación de la compañía, explica cómo están situados con entidad propia en las principales regiones productoras de mundo: "Nos hemos instalado en las principales zonas productoras con expertos que tienen una gran experiencia tanto en trigo como en arroz y saben leer los mercados con anticipación. Aun así, hay circunstancias puntuales que afectan a nuestros márgenes en un momento específico, pero en un ciclo completo la estabilidad es absoluta y siempre se buscan soluciones para ello".
La incertidumbre que genera depender en gran medida de los cambios que pueden experimentar ciertas materias primas como son los recursos agrícolas o los metales industriales, caracterizados por una fuerte volatilidad, son la razón que lleva a compañías como ArcelorMittal o Ebro Foods a tomar posiciones estratégicas y tratar de mantener una producción propia de las materias que necesitan para llevar a cabo su negocio.
En este sentido Antequera explica algunos problemas que tuvo que afrontar Ebro Foods en el pasado: "Durante 2013 nuestra división de arroz tuvo un impacto negativo a causa del incumplimiento de los productores de arroz basmati que abastecían al grupo. La solución que hemos adoptado ha sido la de comprar una fábrica ubicada en una de la mejores zonas de producción de basmati de la India, con lo que nos hemos garantizado el suministro para todas nuestras filiales. Igualmente, la sequía en Texas, por tercer año consecutivo, afectó de forma negativa a nuestra filial ARI y estamos trabajando para diversificar las fuentes de aprovisionamiento para esta filial".
El crudo también es protagonista
La importancia del oro negro se deja notar en ciertas empresas del parqué. Repsol, como es lógico, es una de las más afectadas. Junto con Acerinox, se trata de la compañía cuyo precio está más ligado al comportamiento de una materia, en este caso, del petróleo. Como se puede apreciar en el gráfico, durante la última década Repsol ha mantenido una correlación casi exacta con el barril West Texas, de referencia en Estados Unidos.
Miguel Martínez, director general económico financiero de Repsol, explicaba recientemente en una entrevista concedida a elEconomista que "por cada dólar que sube el petróleo Repsol gana, a priori, 50 millones, sin tener en cuenta un 60 por ciento de impuestos que debe pagar", un ejemplo de la fuerte relación directa que mantiene la empresa y con su recurso básico.
Además de Repsol, otras empresas del parqué español han de tener muy en cuenta los cambios de precio del petróleo, como por ejemplo la aerolínea IAG, que utiliza la materia como combustible para las aeronaves y reconoce que representa una tercera parte de sus costes.