Materias Primas

Un proyecto de I+D+i busca adaptar las técnicas en bodega al cambio climático

Segovia, 28 abr (EFE).- La apuesta por la I+D+i, con proyectos como adaptar el cultivo al posible cambio climático, o una inversión de 30 millones, han hecho posible que una bodega de Peñafiel (Valladolid), se lance a comercializar un nuevo vino en el mes de mayo, en plena crisis.

¿Qué puede aportar la I+D+i a una bebida tan unida a la historia de la humanidad, como es el vino? En esta bodega ubicada en el Pago de Carraovejas, pueden hablar de proyectos de desarrollo, desde el estudio de suelos de la zona, que cuenta con un microclima especial, al comportamiento del roble.

Considerada como una de las más populares de Ribera del Duero, pese a su corta edad, apenas 25 años, sus promotores entienden que es el momento para llevar al mercado un vino que tendrá un precio en bodega por encima de los 45 euros, pese a los tiempos que corren.

A los pies del castillo con orígenes en el siglo X, antes de la llegada de Almanzor, en plena recesión económica, esta compañía se lanzó a mejorar sus instalaciones y, sólo en los últimos tres años, ha invertido 15 millones.

Coincidiendo con la puesta en funcionamiento de sus nuevas instalaciones, la bodega lanza un nuevo vino, "El anejón de Cuesta de las liebres", elaborado con uva de la añada de 2009, una de las mejores de los últimos años en Ribera del Duero.

Algo inusual en la zona, porque saldrá al mercado en mayo, cuando normalmente se comercializa en noviembre, además de que la uva se ha desarrollado en plantaciones en bancales y con un proceso de elaboración alcohólica y maloláctica en tinas de madera y levaduras naturales seleccionadas.

Para el director de la bodega, Pedro Ruiz Aragoneses, el proceso de elaboración busca el respeto máximo por las características naturales de su materia prima, mientras que la tecnología y los proyectos de I+D+i permiten controlar y seleccionar más todos los procesos naturales que se dan desde el viñedo hasta su consumo.

De ahí que este joven psicólogo apasionado por su trabajo entre viñas y barricas, de 30 años, considere que la fuerte apuesta por el I+D+i y las nuevas instalaciones, permiten controlar más y mejor y ser más rápidos en la toma de decisiones críticas en busca del resultado de mayor calidad.

Con la idea de más calidad que cantidad, debido a una rigurosa selección de la uva, limitando el rendimiento de las cepas, Ruiz Aragoneses entiende la I+D+i como un proceso de desarrollo continuo; y es que opina que: "la innovación de hoy será la tradición de mañana".

Entretanto, el fundador de la bodega y presidente del consejo de administración, José María Ruiz Benito, popular hostelero de Segovia, recuerda la creación de la bodega, en principio para elaborar el vino que iba a servir en su restaurante, junto al cochinillo asado.

Entonces, cuando se habían arrancado las cepas y se sembraba cereal, no imaginaba que podría poner en el mercado en torno a las 800.000 botellas al año, con unas instalaciones de bodega que suman los 14.000 metros cuadrados y más de 150 hectáreas de viñedos, situando a la marca entre las primeras a nivel nacional.

Ruiz Benito destaca que el viñedo se encuentra en las laderas de Carraovejas, muy famosas en Peñafiel por ser el mejor maduradero de la comarca, y argumenta que la decisión de instalarse allí la tomó tras escuchar a los mayores del pueblo que los vinos de esa zona eran los más apreciados.

Habla con la misma pasión del color, el aroma y el sabor de estos vinos, inconfundibles, en su opinión, como de sus viñedos en la solana de los valles del río Botijas, un apéndice del valle del Duero, del que le separan cuatro kilómetros.

Un microclima en el que se conjugan los efectos dulcificadores del río que atraviesa gran parte de Castilla y León, donde nace, para llegar a Portugal, acompañado de sol y de aire, lo que necesita un buen viñedo junto con unos suelos adecuados.

Aurelio Martín

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